El poder hegemónico que tuvo el sobischismo para gobernar esta provincia desde diciembre del 2003 a la fecha va perdiendo terreno a medida que avanza el calendario electoral.

El sorpresivo triunfo del domingo último de la oposición en la ciudad de Plaza Huincul empieza a plantear un modelo que necesariamente será un juego de contrapesos para el gobernador electo Jorge Sapag.

El Movimiento Popular Neuquino (MPN) no tendrá mayoría propia en la Legislatura y deberá tejer alianzas para alcanzar quórum. Los resultados en las urnas le dieron al oficialismo 16 diputados sobre un total de 35. El número equivale a un representante menos de los que el MPN tiene en la actualidad. Y en la Legislatura, la ausencia de un soldado se siente a la hora de tratar asuntos delicados.

El partido provincial recuperó el control de tres intendencias (San Martín de los Andes, El Huecú y Aluminé), pero perdió cuatro (Centenario, Añelo, Las Ovejas y Plaza Huincul), sin contar aquellos casos en los que no pudo desplazar a la oposición: son las derrotas de Chos Malal y Cutral Co.

Los resultados de las elecciones municipales de Zapala y de Plottier tienen final abierto y desde el oficialismo ya advierten escenarios muy complicados en ambos casos. Si el MPN llegara a perder en estas dos ciudades Zapala vota el 8 de julio y Plottier el 2 de setiembre, los lugares más importantes del interior quedarían en manos de la oposición desde el 10 de diciembre próximo.

Sapag ya está observando este posible diagrama de distribución del poder, un poder disperso con muchas intendencias chicas controladas por el partido provincial y varias grandes en manos de la oposición.

En Rincón de los Sauces se votará el mismo día que en Plottier. Pero allí no se espera, al menos por el momento, sorpresa alguna, sino que por el contrario es probable que el MPN siga gobernando en la localidad petrolera.

La batalla final se librará el 28 de octubre y será en la ciudad de Neuquén. Es la que todos los dirigentes están esperando para terminar de definir los futuros liderazgos en la provincia.

Frente a una oposición que transitaba caminos dispersos, a José Brillo, candidato a intendente del MPN, se lo observaba como favorito hasta hace unos días.

La reciente aparición del diputado nacional Oscar Massei como posible candidato de unidad de las fuerzas opositoras obligará ahora al candidato del oficialismo a revisar las certezas que tiene y a replantear la forma de enfrentar la pulseada electoral. Brillo dice en público que gana igual, pero en la intimidad su gente sabe que la suma de los partidos de la oposición hace mucho daño.

El MPN ya experimentó varias derrotas en circunstancias parecidas y otro golpe similar en la pelea por la capital sumaría otro corte importante de poder al gobernador electo.

Para la oposición hay un camino sinuoso a transitar antes de llegar a conformar una lista de unidad. La ciudad de Neuquén es una inmensa vidriera que nadie está dispuesto a resignar con facilidad. Y la candidatura del diputado Massei, un todoterreno que aparece con la misma facilidad con la que desaparece, genera reacciones encontradas entre los dirigentes de los partidos que pueden llegar a integrar este frente electoral.

Sapag ha prometido un gobierno de diálogo abierto con el resto de las fuerzas políticas, un camino que, de recorrerlo, será opuesto al que trazó Sobisch, un gobernador que confrontó con autoritarismo a todos aquellos que cuestionaron sus políticas.

Los resultados que están surgiendo en las ciudades dejan lugar a algunas reflexiones. En Plaza Huincul ganó un candidato que no venía de la política, Alberto Crespo, pero venció a uno que acumulaba todos los vicios de la actividad, Alberto "Tucho" Pérez.

En Villa La Angostura un partido vecinal se quedó con un triunfo y enterró las pretensiones que tenía el peronismo por retener la intendencia y la expectativa del MPN por recuperarla.

No es la primera vez que los partidos renuevan nombres para ir por un triunfo. Suelen ser apuestas riesgosas pero efectivas. En Cutral Co, en 1997, se impuso ante el MPN un candidato que tampoco tenía antecedentes en la actividad política: ese año llegó al poder para terminar con el mandato de Daniel Martinasso, un intendente que fue destituido, Eduardo Benítez, actual jefe comunal de la ciudad petrolera y diputado electo por la Concertación.

Después de diez años, Benítez ya integra el staff permanente de la dirigencia política neuquina y probablemente ocurra lo mismo con los nuevos actores que acaban de incorporarse a la actividad.

Daños colaterales

El gobernador Sobisch está dando los últimos pasos de su gestión, pero todavía tiene poder para hacer daño a su sucesor. Por los gestos que envía, está claro que Sapag no quiere permanecer al lado del gobernador, huye a las fotografías en conjunto y mide sus palabras para no herirlo, que es una forma de defenderse de réplicas que pueden ser letales.

Por el contrario, el gobernador preferiría estar un poco más integrado a la etapa de transición, pero en el sapagismo no le han dado lugar.

Sobisch está abocado a tareas de mantenimiento de la gestión, a demostrarle a Sapag que todavía debe respetarlo y a definir si finalmente se transforma o no en candidato a presidente por el espacio político de centroderecha.

La gestión transita por la etapa de despedida, Sobisch comienza a sentir el abandono de aquellos que lo respaldaban, pero quiere salida con algún honor y sin sobresaltos.

Sucede que el conflicto docente y el crimen de Carlos Fuentealba en medio de la represión policial le quitaron al gobernador mucha energía. Ese tremendo suceso fue el comienzo de un final que no estaba escrito en su libreto.

GERARDO BILARDO

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