i bien la política ha dejado de tener el valor de religión nacional, sufrirá una recategorización a partir de hoy. Lo advirtió con meridiana claridad durante la celebración del Día de la Bandera, en la pujante ciudad de Rosario, un socialista (Hermes Binner) que no lleva el signo "anti K" y que se prepara para desbancar al peronismo y trepar a la gobernación de Santa Fe: el ascenso de Mauricio Macri, la nueva estrella azul y oro en la capital federal y el posible triunfo de una seguidora de Elisa Carrió en una Tierra del Fuego con candidatos kirchneristas "impresentables" servirán a una oposición desperdigada salvo a nivel provincial, para ponerle coto al proyecto pretendidamente hegemónico del presidente Néstor Kirchner.
Macri va por la revancha, tras perder en el 2003 frente a Aníbal Ibarra. Tuvo que replegarse en el distrito de los porteños porque así se lo aconsejaron sus principales estrategas y colegas empresarios para no enemistarse con un poder central gritón pero asentado en un impresionante crecimiento económico y en el ahorro que le da un control casi absoluto sobre el dinero público.
Al abandonar el desafío del matrimonio Kirchner que, en su imaginario, lo veía como representante del arco de centro derecha a vencer por un polo "progresista" de centro izquierda, Macri dejó al garete a varios de sus potenciales aliados.
-Con Jorge Sobisch prácticamente rompió después de la manifestación policial que culminó, en Neuquén, con el asesinato del docente Carlos Fuentealba.
-Desoyó los consejos de Ricardo López Murphy, al que le brinda un tímido cariño. Por eso optó por hacer como el caracol: no responder las agresiones de Kirchner y concentrarse en los temas municipales. El presidente tiró la toalla hace dos semanas y estaría dispuesto a recibirlo como jefe de gobierno electo de la ciudad autónoma de Buenos Aires.
-Con Lavagna, quien recién lo apoyó decididamente en la segunda vuelta, no tiene compromisos firmados y sabe cuánto lo resisten de la boca para afuera al menos, los radicales alfonsinistas del comité nacional de ese partido. "No da pie con bola", suele decir.
-Mantiene una amistad infranqueable con el peronista Ramón Puerta, a quien sólo alentó para que construya con el PJ no K, esto es, con Eduardo Duhalde, Carlos Menem, Juan Carlos Romero y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros.
Con Elisa Carrió, es notorio, no tiene puntos de contacto. Y con Juan Carlos Blumberg, quien estaba en avanzadas conversaciones con su primo Jorge Macri, para lanzarse en la provincia de Buenos Aires, tuvo un cortocircuito al confirmarse que usufructuaba falsamente un título de ingeniero.
No obstante, "Río Negro" averiguó que en realidad Macri se apuró a que sus voceros difundiesen la noticia, para evitar daños mayores. Hubiese sido un duro golpe si se conocía tras la formalización de la fórmula a gobernador y vice. Ahora, hay tiempo de medir el impacto del traspié en la sociedad, donde Blumberg tiene una alta ponderación por su lucha en contra de la inseguridad, una cruzada que tampoco descuidará el hoy kirchnerista Daniel Scioli.
Es posible que la relación entre Macri y Blumberg se solidifique, por más que hay recelos mutuos. Como buen gerente que es, Macri hará una planilla con los costos y beneficios y sacará las conclusiones.
Actuará con prudencia, asesorado por el ecuatoriano Jaime Durán Barba. "Después de hoy, yo pondré las condiciones. El rédito será mío y no se lo regalaré a nadie", le anticipó a su compañera Gabriela Michetti. Los dos descartaron cualquier proyección personal hacia octubre, por no estar preparados para esa patriada ni descorazonar a sus seguidores.
Acertado es actuar por vocación y no por motivos pasionales. Lavagna insiste en que sus viajes al interior del país fortalecen expectativas, pero en la intimidad observa su atascamiento. "Si no llega a tener un 20% de intención de voto es posible que se baje", encendió la luz de alarma uno de sus correligionarios de ruta. Luz roja de incendio en la UCR oficial, luz verde de esperanza entre los radicales K que esta semana empezarán a ultimar los detalles de la concertación con Cristina Fernández para octubre. Para ello tendrán que superar varias vallas y Julio Cobos deberá ser consagrado como número dos.
La verdad suele ser amarga. No se hizo el martes pasado el acto para distinguir al ex mayor Enrique Gentiluomo, un militar del que se dice que le salvó la vida a Kirchner durante la dictadura. Un organismo defensor de los derechos humanos puso en duda su trayectoria en Misiones y por eso se lo está investigando. Al mismo tiempo, el jefe del Ejército, general Roberto Bendini, sigue firme en su puesto tras demandar la "cicatrización de las heridas del pasado". Sin embargo, la ministra de Defensa, Nilda Garré, tuvo reproches para con él, siempre en un tono cordial: "Ustedes les hizo notar se acuerdan del '55 y del asesinato de Valle, pero se olvidan de los 30.000 desaparecidos".
El previsible triunfo de Macri y las chances del ARI en Tierra del Fuego incidirán en el mapa.
ARNALDO PAGANETTI
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