El presidente francés Nicolas Sarkozy desempeñó un papel crucial en el acuerdo logrado ayer en Bruselas sobre un tratado revisado para reemplazar la difunta Constitución europea, imponiéndose como un nuevo actor de peso en la Unión Europea.
En su debut en una cumbre europea, Sarkozy impresionó hasta el punto de robar protagonismo a la canciller alemana y presidenta de turno de la UE, Angela Merkel, que ha liderado durante meses los esfuerzos para hallar un consenso. "El texto es muy ambicioso", consideró el presidente francés, que fue el primero en saludar ante la prensa en Bruselas la "buena nueva para Europa y para Francia".
El acuerdo bien entrada la madrugada y tras 36 horas de negociación sobre un proyecto de tratado "simplificado", como promocionaba Sarkozy desde hace varios meses, ha de servir para sacar a Europa del callejón sin salida al que condujo precisamente el "no" francés en el referéndum sobre la Constitución en mayo de 2005.
Esgrimiendo aquel rechazo, Sarkozy obtuvo de la presidencia alemana la supresión en el texto de la expresión "competencia libre y no falseada" como uno de los objetivos de la UE, aunque fuese a costa de los intereses de Gran Bretaña. "Lo hice todo para que los ingleses y los españoles se unieran a la pareja franco-alemana", explicó el presidente conservador, elegido en las urnas el pasado 6 de mayo.
Pero Sarkozy también desplegó sus artes persuasivas para atajar la amenaza de veto de Polonia. Durante dos días, multiplicó las iniciativas para convencer a los gemelos Kaczynski, que dirigen el país del este, y que hasta el último momento rechazaban el sistema propuesto de toma de decisiones por doble mayoría cualificada. "No estuvimos lejos de la ruptura, pero Francia nunca desistió", afirmó Sarkozy en rueda de prensa. Según él, dos décadas después de la caída del muro de Berlín "no se podía dejar de lado al país más grande de Europa del Este", en alusión a la amenaza de la presidencia alemana de encargar la redacción del nuevo tratado sin contar con Polonia. (AFP)