Miércoles 20 de Junio de 2007 Edicion impresa pag. 30 > Sociedad
Diseñan plan para proteger Punta Bermejo

VIEDMA (AV)- Diseñar un plan de trabajo alternativo destinado a un futuro manejo del área protegida de Punta Bermejo. Este eje concentró la reunión que mantuvieron ayer funcionarios del Consejo de Ecología y Medio Ambiente -Codema- con integrantes de la junta vecinal de La Lobería.

Estos vecinalistas pretenden la administración y la gestión de la reserva faunística, pero su concreción todavía está en análisis, según las autoridades provinciales.

Del borrador en el que se comenzó a trabajar surgirán talleres de grupo con la comunidad para determinar la implementación de un plan de ordenamiento donde se asienta la reserva de lobos marinos, una de la más importante de la Patagonia, ubicada a 60 kilómetros de Viedma.

La intención es definir una planificación con áreas de uso permanente, restringidas y sobre todo orientado al turismo con la prioridad de preservación y conservación de los recursos.

Esta reserva es una de las mayores atracciones turística durante todo el año pero con una mayor afluencia en el verano.

Según el registro del año pasado el máximo pico de visitantes sumó 422 personas en un día.

Los lobitos significan una gran atracción en el verano cuando se producen las pariciones pero durante el invierno a ellos se suman la presencia de ballenas de paso hacia el sur y también de las orcas.

La semana pasada 12 ballenas quedaron registradas en las cámaras de los guardiambientalistas de la Lobería y unos días antes un par de orcas pasaron con la promesa de regresar para alimentarse.

Hoy la población en la Lobería es de entre 3.400 y 3.500 animales, comunidad que se ha visto reducida teniendo en cuenta que más de 150 machos ya emigraron a Mar del Plata y Bahía San Blas.

Ellos vienen, conquistan, forman sus harenes y luego de preñar a sus lobas se retiran unos meses para recomponer fuerzas y alimentarse.

En estos momentos ya están formadas las guarderías: una hembra se encarga de 15 a 20 lobitos a quienes educan y acompañan en cada ingreso al mar hasta que aprenden el manejo para alimentarse y advertir la presencia del peligro, como el de las orcas. Algunos se escapan a la mirada de la adulta y suelen servir de alimento para los grandes cetáceos.

Estos cachorros nacieron entre diciembre y febrero pasados y son unos 700.

También en esta época es frecuente observar en la Lobería la presencia de pichones de elefante marino que se asientan en el lugar para mudar la piel y luego siguen viaje hacia otros destinos patagónicos.

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