Domingo 17 de Junio de 2007 Edicion impresa pag. 31 > Sociedad
Una neuquina diseña joyas contemporáneas
Las fabrica en su atelier del Alto con técnicas de reminiscencia oriental que asombran. Pasión y talento de una mujer que se fue joven de su ciudad y regresó para dar lo mejor de ella.

NEUQUEN (AN).- Florencia Gargiulo diseña y fabrica joyas. Funde, fusiona, 'lingotea', pliega y corta.

El oro y el cobre, por ejemplo, se hermanan en un pequeño crisol y se hacen shakudo, una aleación color tabaco que brilla y cuyo óxido cotiza alto.

Florencia trabaja en esa parte dura (con soplete y plegadoras) con pasión. Se sabe, con la pasión no alcanza y ella aporta talento al resto y las formas que nacen en papel se transforman en joyas contemporáneas que desde hace un par de meses salen de su flamante taller de la parte alta de Neuquén.

La mujer, de 34 años, es diseñadora industrial recibida en la Universidad de Buenos Aires, pero ella se "aburre" de las repeticiones y en la joyería contemporánea encontró su espacio: "ninguna pieza es igual a la otra", dice mientras explica cómo se hacen los lingotes que luego lamina a fuerza de brazos.

 

El maestro

 

Florencia es discípula de Jorge Castañón, un artista que se ha ubicado a la vanguardia de la joyería contemporánea y quien por estos días tiene una larga lista de candidatos para trabajar y aprender con él.

"Lo conocí de casualidad en una feria, me gustó lo que hacía, conversamos y al poco tiempo estuve trabajando con él: para mí es un genio pero también, un amigo", dice la diseñadora que trajo a su Neuquén esta propuesta, cada vez más expandida en la Capital Federal.

En la joyería contemporánea importa más el diseño que el material y eso es lo que Florencia les baja a sus cinco alumnos: "No me guardo nada con mis alumnos, es una experiencia importante y desde el momento en que pisan el taller pueden estar seguros de que van a producir algo", dice entusiasmada.

Al comienzo de la entrevista, la mujer está dura, las respuestas son cortas, tal vez frías como la nieve que el miércoles cubrió a esta ciudad, sobre todo la parte más alta, en las bardas del barrio Gamma.

Pero todo cambia cuando sobre la mesa de trabajo despliega una delicada pulsera de shakudo y alpaca que combina técnicas y artes que llevan su impronta. Piezas como esa fueron expuestas en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), en el hotel Sheraton de Retiro y se vendieron a alguna de las muchas personas que se acercan a este nuevo estilo.

La joyera habla de su maestro y dice que el hombre de 49 años tiene éxito y se impone en el este particular mundo de las alhajas porque el público lo ha elegido pero -sobre todo- porque "ha logrado el reconocimiento de todos sus colegas", afirma Florencia Gargiulo mientras despliega un libro que recopila las obras de Castañón.

La diseñadora industrial toca a sus obras como si fueran alas de mariposa y afirma que "los japoneses son unos genios, ellos inauguraron esta joyería". Y enseguida describe cómo los óxidos de algunos materiales devuelven colores imposibles.

Florencia repite en sus obras las formas naturales, con simpleza y enorme riqueza.

La mujer admite que en los últimos tiempos las cosas le estaban yendo muy bien en Buenos Aires donde lo suyo empezaba a ser conocido y reconocido, pero quería volver, con su marido (porteño) y sus dos chiquitos.

"Tengo 34 años y me fui a los 17... pasé la mitad de mi vida en Buenos Aires y el desafío era volver, volver con esto que es nuevo, con el objetivo de trabajar y de poder enseñar", dice y explica detalles finísimos de la pulsera que es su última creación.

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