CIPOLLETTI (AC).- Lo que debería ser un lugar pulcro e inmaculado para poder estudiar, con el paso del tiempo se está convirtiendo en todo lo contrario.

El deterioro de las membranas de los techos de la biblioteca popular Bernardino Rivadavia de esta ciudad, derivó en goteras que hicieron que muchos libros se arruinaran y que los alumnos tengan que leer entre medio de baldes.

Ese es el panorama que se vive en la biblioteca más grande de la ciudad cada vez que llueve, ya que no cuentan con los recursos necesarios para tapar las pérdidas.

Es más, con lo que se recauda casi nunca se alcanza a terminar de pagar los sueldos, los servicios y tampoco los insumos.

Por ahora las fuentes de financiación de la entidad son las cuotas de los socios (hay unos 750 y el valor es de ocho pesos mensuales) que en su mayoría pagan pero son pocos los que están al día, el alquiler de un salón al mercado artesanal, y un ingreso por un aporte de los contribuyentes municipales que aportan 50 centavos pero que se dividen entre esta institución y el canal comunitario, además de las bibliotecas de los barrios Ferri, 1.200 y 300 viviendas, se comentó.

Esa falta de fondos conspiró con el mantenimiento del edificio que con el correr de los años se viene deteriorando en forma claramente perceptible a los ojos.

Los mismos empleados recorrieron empresas dedicadas a la reparación de techos y el presupuesto más barato para la colocación de poliuretano expandido ronda los 23 mil pesos.

Sin poder juntar ese dinero, desde hace un tiempo hay varios sectores afectados por las goteras.

Los principales son: el que está dedicado a los estudiantes secundarios, que concurren unos 200 por día, y la "oficina" destinada a los alumnos de Medicina y donde se alojan todos los equipos de lectura para ciegos.

"Cuando llueve, las mesas de estudios están llenas de baldes, pero lo peor es que el agua arruinó muchos libros que ya no se pueden usar y los hemos tenido que tirar", comentó Pamela Romero, una de las empleadas de la biblioteca.

Faltan fondos para reparar las goteras

Los trabajadores de la institución están muy preocupados porque es muy difícil conseguir tanta cantidad de dinero para la reparación de las goteras.

Entre las gestiones que se iniciaron está la que se elevó a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), que entrega subsidios pero que no se acercan ni por asomo a lo que se necesita en la Bernardino Rivadavia.

Ante este panorama se encuentran todos los días los usuarios de la biblioteca cada vez que suben las escaleras del edificio ubicado en la rotonda de Mengelle y avenida Alem, un lugar histórico para la ciudad, como lo es la misma institución.