os pasos en falso del gobierno la corrupción pública en el caso Skanska, la rebelión en Santa Cruz, el terruño presidencial, la derrota ante Mauricio Macri, en la Capital Federal y el "dibujo" de los datos inflacionarios se ven compensados por el crecimiento sostenido de la economía y la dispersión de ofertas electorales del lado opositor. Es lógico concluir, entonces, que salvo sucesos extraordinarios no se avizora ningún riesgo de envergadura para la hegemonía kirchnerista que irá por un segundo turno hasta el 2011 en octubre.
Néstor Kirchner es impulsivo y suele reaccionar a destiempo con grave perjuicio para sí mismo. Pero, cuando se golpea las narices, reacciona, reflexiona sobre sus errores y trata de revertir la situación.
La campaña feroz contra Jorge Telerman, a favor de Daniel Filmus, en la primera vuelta le dio un fruto suculento: lo hizo germinar para participar en el ballottage.
Con el impulso que llevaba, K siguió al frente de la "campaña sucia" contra Macri. Sin embargo, al advertir que sus expresiones destempladas no hacían más que fortificar al candidato de la derecha entre el sofisticado electorado porteño, decidió llamarse a silencio para tratar de evitar que la diferencia de 22 puntos a favor de Macri se eleve a más de 30 el próximo domingo.
"Ya cumplí, ahora hay que dejar que sea Filmus el que demuestre su fibra", dijo el presidente y se apartó de la riña que le sirvió de excusa a Macri para no debatir en el programa de cable "A dos voces". Tanto el ministro de Educación como el primer mandatario expresaron cierto desprecio por el pronunciamiento popular. El primero, al señalar que los votantes de Macri "están equivocados". Kirchner, al insistir en privado en que los seguidores del boquense "son una banda", afirmación que luego fue robustecida por el ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien denunció que los porteños iban a ser "estafados" por Macri, si es que éste se pone al frente de alguna articulación nacional para el 28 de octubre.
Perdidos por perdidos consideran que salvarían la ropa si caen 65 a 35, los kirchneristas prefieren concentrarse en la contiendan nacional, aprovechando las contradicciones y la dispersión de quienes lo enfrentan. Bastó que el diario "Ambito financiero" hiciera público el falso título de ingeniero que se atribuía Juan Carlos Blumberg para que Macri desautorizase el aval a su nominación como candidato a gobernador de Buenos Aires. Antes había roto el maridaje con Jorge Sobisch, al producirse en Neuquén el asesinato del profesor Carlos Fuentealba.
Y dentro del PRO, mientras él en apariencia estaría más inclinado en apoyar a Ricardo López Murphy para presidente, su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, reveló sus preferencias con Elisa Carrió, líder de una centroizquierda difusa. Lo que emparenta a Murphy y "Lilita" es la raíz radical y la encendida defensa de los principios morales y republicanos. Un tercero en discordia, Roberto Lavagna sostenido por la estructura oficial de la UCR, rechazó de plano un entramado aliancista: "Ya basta con el cuento del amontonamiento", señaló.
Especulaciones electoralistas al margen, Kirchner tuvo que hacer un fino equilibrio para no malquistarse con el jefe del Ejército, general Roberto Bendini, ni con la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Es que un día después de que el cardenal Jorge Bergoglio para el gobierno, uno de los principales armadores en la sombra de una alternativa anti K alertase sobre el uso del pasado para sacar réditos políticos, Bendini hizo un llamado para "cicatrizar las heridas" de los desencuentros entre argentinos.
Bonafini, quien no se calla ante nada y mantiene una relación afectiva con el presidente, tildó de "basura y fascista" a Bendini y pidió su relevo, no sin antes compararlo con Macri y Bergoglio.
Kirchner se cuidó de polemizar en público con Bonafini. Incluso la recibió para otorgarle la licencia de una radio AM, la 530, la primera de la izquierda. Empero, en privado consideró un exabrupto lo dicho por Hebe. Considera que Bendini es disciplinado y leal en materia institucional y de derechos humanos. "Es el más kirchnerista de los militares", apuntó un asesor del jefe de Estado.
Kirchner rechazó cualquier comparación entre Bendini y Bergoglio, a quien acusa de pedir por las leyes de impunidad y de "pasarse al partido de Macri", luego de haber militado con Telerman, Carrió y Enrique Olivera.
El viernes, Bonafini volvió a quejarse de la nueva ley antiterrorista sancionada por el Congreso en tiempo record a pedido de la Casa Rosada.
Para desairar a Bendini, Kirchner ordenó que el próximo martes se realice, en el Salón Sur del palacio gubernamental, una ceremonia en la que se le dará el rango de coronel a Enrique Gentiluomo, uno de los "33 orientales" despedido por la dictadura por discrepar con los métodos represivos. Según Kirchner, Gentiluomo le salvó la vida cuando él estuvo encarcelado y encapuchado.
Kirchner decidió cesar en sus ataques a Macri, en el último tramo de la campaña porteña.
ARNALDO PAGANETTI
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