ROCA (AR).-Para Erika Pacheco, la obra que estrenará hoy en el teatro de la Estación es mucho más que una pieza de teatro. Para ella, que durante tres años no faltó a ninguna de las charlas de Quillagua, el grupo de ayuda mutua para mujeres que sufren situaciones de maltrato familiar, "Cómo nos vemos" significa algo más que la primera vez que se convertirá en protagonista de una pieza. Quizás porque su papel le dará la posibilidad de transformar esa violencia que alguna vez la llevó transitar aquellas reuniones de temas tan personales como dolorosos.

Ely Romero, la directora y autora de esta pieza, llegó casi por azar al grupo de mujeres que integran Quillagua y que ahora, además, decidieron poner sus cuerpos sobre el escenario, con la creación del grupo Zomo (mujer en mapuche).

Fue su anterior obra, "Nenas", en la que justamente hablaba sobre la violencia contra la mujer, lo que hizo que el grupo mirara a esta directora. Aquella obra sirvió como disparador de temas dentro del grupo. Y esa es la idea con esta pieza que estrena hoy: involucrar y movilizar a quien va a presenciar el espectáculo, con un tema tan complejo como la violencia. Pero los destinatarios no serán sólo las mujeres del grupo Quillagua. Convencida como está de que la violencia está presente en todos los ámbitos, y de que es necesario hablar de eso para encontrar una solución, "Cómo nos vemos" comenzará una especie de gira por distintas escuelas de la ciudad. De hecho el miércoles se presentará, para los padres, en el Jardín 84. Y tienen previsto también hacer funciones en escuelas nocturnas .

"Nosotros trabajamos con las técnicas de teatro del oprimido. En una primera parte simulamos la realidad y en la segunda, involucramos a los especta-actores. Queremos movilizar al que nos va a ver. El especta-actor se ve obligado a buscar una transformación, a concientizarse de que existe esa problemática", dice Ely Romero, que, aunque lleva diez años como profesora de teatro, confiesa que esta es una experiencia nueva para ella. "Yo nunca había hecho un trabajo así. Hay que hacer primero todo un trabajo de reconstrucción del cuerpo", explica. Y Marianela Vassellatti, la estudiante de servicio social que hace de nexo entre Quillagua y Zomo, cierra la explicación: "Primero, las mujeres interactúan con la palabra, contra el mandato que las lleva a silenciar la violencia. Pero después es necesario trabajar con el cuerpo para que dejen de verlo como el lugar del dolor". Con ese enorme desafío, la obra de teatro sube hoy a escena, para mostrar aquello que ocurre y, a veces, se quiere ocultar.