NEUQUEN (AN).- Quizás, la de ayer haya sido la jornada previa a una elección en la que Jorge Sapag pasó más tiempo cerca de su familia. Entre hermanos e hijos, fueron dos días de aprestamiento para la votación en la que se jugaba el regreso del apellido Sapag a la conducción de la provincia.

Lejos del torbellino de la Capital, el candidato del Movimiento Popular Neuquino eligió viajar a San Martín de los Andes y alejarse de las antesala electoral. Comidas típicas y tranquilidad fueron la elección de un Jorge Sapag que después de ocho años volvió oficialmente a participar en una elección.

Desde 1999, cuando resultó electo vicegobernador en la fórmula en la que acompañó a Jorge Sobisch, su participación política había vuelto a las bases, a la construcción de una futura candidatura que contara con el apoyo popular. Recorrió ocho veces la provincia, realizando más de 40 mil kilómetros por año.

Desde el viernes había decidido bajar el ritmo de las últimas dos semanas de campaña, que lo habían llevado a realizar más de tres presentaciones diarias, muchas veces en localidades diferentes. Actos, charlas y caminatas habían consumido gran parte de las energías del candidato del MPN y - contaron desde sus equipos de trabajo- decidió alejarse para retornar a Neuquén ayer, renovado.

Una cabaña, un imponente paisaje en las ventanas y charlas con sus hijos, Mariano y Francisco, fueron los ingredientes básicos del fin de semana. Los jóvenes votaban en San Martín, a diferencia de su padre, que lo hizo a última hora en la escuela 201 de Neuquén.

En la soledad que un candidato puede desear en las víspera de los comicios, pasó las últimas horas antes de abordar el vuelo particular que lo trasladó a la capital.

Escasos contactos telefónicos, sólo los necesarios con sus equipos de trabajo. Fue un fin de semana junto a su grupo familiar, lejos de los medios.

Incluso, cuando llegó casi en el límite del horario para emitir su voto a la escuela neuquina, evitó referirse a las elecciones y los posibles escenarios que se definían con la elección.

Amaneció en la cordillera, lejos de Neuquén. En San Martín de los Andes, donde también se desarrollaba otro comicio importante. Había viajado el sábado, en parte para reunirse con su hermana Luz, candidata a intendente de esa ciudad, pero también para cumplir con una vieja tradición: una cena al mejor estilo árabe. En otras oportunidades, como una suerte de cábala, Sapag cenaba quepi en un tradicional restaurante frente a la plaza de Junín de los Andes. Esta vez la prepararon especialmente para él y él círculo más cercano.

A pesar del descanso, fue un día en el que definió las acciones para los próximos meses.

Desayuno austero, con un par de mates en familia y la cercanía de sus hijos, Mariano (24) y Francisco (19), que juntos lo acompañaron y apoyaron en la espera de las últimas horas como candidato. Cuando salió de la escuela 201, luego de votar, recordó a su padre, Elías Sapag, fundador del partido provincial.

Dijo al bajar las escaleras de la escuela, minutos después de las 18, cuando alguien le preguntó lo que le diría su padre si pudiera aconsejarlo en los últimos momentos de la jornada de elecciones: "Arriba, arriba m'hijo" fueron las palabras del candidato del MPN.