No causó ninguna sorpresa que el intendente Jorge Ferreira decidiera convocar a elecciones de renovación de autoridades comunales para el 2 de setiembre próximo.
El radicalismo pretende con tan poco tiempo hasta esa fecha, seguir en la racha triunfante tomando en cuenta que goza de buena de salud la credibilidad del jefe comunal, al momento de avizorar las obras públicas con que fue bendecida la ciudad. Mucho más allá de que la gente se pregunte si la inversión es genuina o llovió desde la provincia. La nueva salida electoral comenzó a abrir un abanico de largos concilios entre las fuerzas oficialista y opositoras. No todos los paquetes están cerrados con el correspondiente moño.
El radicalismo tiene ya los primeros tres lugares, Ferreira (por la reelección), la directora de Gobierno, Hilda Schlliter, del sector "mendiorista" aspira a quedarse con la presidencia del Concejo. Y Ferreira que puso a su propio delfín para ocupar una banca en el cuerpo deliberativo, en relación a Alejandro Arizcuren.
De ahí en adelante, la lógica acuerdista interna prevé que el electo legislador Mario De Rege aporte el nombre de un hombre o una mujer para el listado, y luego viene la confluencia de socios extrapartidarios. Esta vez habrá un ingrediente extra.
Pues el PPR quiere subirse al mismo caballo ya que los centros cívicos tienen propia autonomía como para acordar con intendentes considerados "exitosos". El Frente para la Victoria inició el mismo proceso de revisión hacia adentro quedando firmes en los dos primeros lugares Nilda Nervi de Belloso y Luis Nievas. De ahí para abajo todo está para discutirse. Aún resta saber cómo jugarán dos fuerzas en discordia, con algo de zozobra en las filas del ARI. En el partido de la ya confirmada en una banca provincial, Magdalena Odarda, se buscaba establecer líneas directas con el socialista Juan Tealdi. Este decidió cortarse solo y ratificar sus aspiraciones por esa fuerza.
Encima, el ARI debió nombrar a una de las puntales viedmenses, Alicia Mier, como para tratar de poner paños fríos en Bariloche, donde una decena de afiliados fue suspendida por coquetear con el Frente. El decreto de llamado a compulsa electoral correspondiente tampoco generó sobresaltos en las trascendencias políticas de fondo.
El jefe comunal siempre renegó de que Viedma lleva 17 años con una Carta Orgánica muy conservadora. Es más, sus últimas declaraciones fueron en el sentido de que no puede haber premios consuelo con una concejalía para quien aspiró al sillón del intendente.
La actual gestión viene pregonando además que la ciudad creció mucho más de lo que sostienen las estadísticas. Sin embargo, nada se dice de encontrar reformas profundas. A la hora de firmar la norma que pone a los candidatos en las gateras esperando la campana de largada -como en el turf- se impulsó renovar nueve concejalías. Como si fuera la misma representación poblacional que la ciudad tenía en 1990.
Todo indica que se busca seguir como hasta ahora, confirmando políticas públicas aunque sin cambios que lleguen al hueso, y no pensar en una eventual modificación de la Carta Orgánica. Un "aggiornamiento" que incluso lo requiere el propio Concejo porque, a la hora de buscar asesoramiento en algunos temas específicos, se nota la orfandad.
Sin muchas olas. Es como si hubiera quedado en el olvido que en el 2001 la sociedad argentina en su conjunto demandó al sector político una renovación en las formas de gobernar.
Quedó en el olvido como el "diálogo" político que el gobierno provincia pretendió mostrar como un triunfo de la democracia, y que incluía entre otros puntos el cambio de lista sábana de diputados que nunca prosperó.
ENRIQUE CAMINO
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