CIPOLLETTI (AC).- El aporte de un testigo en la causa fue el punto de partida para que se intensifique la búsqueda del auto en el que habría sido raptada la joven Otoño Uriarte, desaparecida en Fernández Oro el 23 de octubre del 2006.

La puerta se abrió cuando los investigadores del juzgado Penal 21, la fiscalía y la policía lograron ubicar a un hombre, al que buscaban desde hacía al menos dos meses, quien sostuvo que a la medianoche del fatídico 23 vio a la estudiante del CEM 14 cuando caminaba sola, a paso rápido, por la calle rural Kennedy, dirigiéndose al parecer a su casa de una chacra. Ahora se le sumó otro empujón positivo.

En efecto, la expectativa de los pesquisas continúa en aumento porque en función de precisiones surgidas de esa testimonial y de datos de fuentes que se mantienen en reserva, la justicia estaba finiquitando el trámite para ordenar el secuestro de varios vehículos, todos de color claro, para detectar al que habría circulado en el área a la hora de la desaparición.

El testigo clave no realizó especificaciones respecto de un auto, pero sí habría referenciado que notó algún movimiento un tanto extraño cuando Otoño llegaba a la esquina iluminada, tras recorrer más de 200 metros, desde el final de la avenida Cipolletti y su continuación Kennedy.

Ese movimiento, que el hombre, mayor, no presenció pero recordó más tarde porque cuando fue testigo de la caminata de la chica no tenía por qué ocuparse de nada anormal, y él iba en dirección contraria, hacia el casco urbano orense podría ser el de un auto, sin luces, aparcado muy sobre la banquina, como si desde el rodado se estuviera aguardando a una persona, que sería Otoño, obviamente, si se confirma esta novedad que tiene un rango mayor que una simple versión.

El fiscal José Rodríguez Chazarreta ya había hecho analizar a varios coches, pero con resultados negativos, aunque ahora la lista se habría ampliado a otros.

Otra novedad. Con el resguardo que este tipo de situaciones amerita, y la presencia de una psicóloga u asistente social, hay intenciones de que testimonien al menos tres estudiantes de íntima amistad con Otoño. Sería un joven y dos chicas.

Se busca conocer hasta el más mínimo detalle de la "cotidianidad" de la muchacha, sus costumbres y en especial con quiénes trataba y con qué personas se movía cuando era en vehículos.

También el abogado de la parte querellante, Sebastián Nolivo, le anticipó a la prensa que pretende que los investigadores reproduzcan el itinerario que siguió la muchacha muerta desde que dejó el salón donde practicó voley esa noche hasta el punto en que se la cruzó el testigo.

Se volverá a citar a uno de los profesores deportivos, quien ya no estaría en Fernández Oro, y que ya declaró en la parte inicial de la causa, y que habría llevado en auto a Otoño a su casa para evitarle la caminata nocturna en varias ocasiones.

Es el mismo profesor al que el padre, Roberto Uriarte, llamó entre la 0:30 y la una del 24 de octubre para preguntarle si la chica estaba en su compañía, recibiendo una respuesta negativa.