Fue hace ya más de un año.
Mirá, yo aspiro a ser reelegido como diputado nacional... soy presidente del bloque radical en la cámara, estoy reconocido en el partido y juego al lado tuyo- dijo Fernando Chironi
Estoy de acuerdo, yo apoyo tu reelección le respondió el gobernador Miguel Saiz.
En los papeles, el acuerdo está vigente.
Pero como líder de la bancada del partido en la cámara baja, Chironi viene desde muy lejos en el tiempo generando enojos a Néstor Kirchner. Los acumuló cual capas geológicas desde esa pulsión que a modo de enfermiza dialéctica, lo conduce siempre a reflexionar la política desde la categoría amigos - enemigos.
El rol que le cupo al rionegrino como informante de su bancada en oposición iniciativas del mandatario plenos poderes, por ejemplo, está en la génesis de la irritación. En ese debate Chironi no se ahorró nada al definir los perfiles autoritarios que signan muchas de las decisiones del Ejecutivo. Luego, el rionegrino siguió fiel a esa línea en cuanta oportunidad se le presentó.
Y provocó respuestas carentes de al menos un piso mínimo de estilo por parte de la Casa Rosada. Chironi - por caso -, fue borrado de un plumazo del protocolo que organizaba una reunión entre el gobierno e Invap. El diputado ha hecho de trabajar por esa empresa rionegrina, un objetivo esencial de su accionar.
Y vino el desempeño de Chironi en el acuerdo UCR- Lavagna. Y creció la presión de Kirchner, que hace un mes cargó públicamente contra el rionegrino cuando éste dijo que el caso Skanska comprometía a funcionarios del gobierno nacional. Kirchner, destemplado, remató:
¡Pobre Miguel Saiz, con diputados como Chironi!...
Asegurada su reelección, Saiz clavó tacos. Levantó mentón y ratificó lealtad a Kirchner. Ahora tiene todo el poder para definir quiénes serán los candidatos del radicalismo provincial a senadores y diputados nacionales.
Entonces: ¿Cuál será el destino de la banca comprometida por Saiz para Chironi? Porque después de todo, en "política, los acuerdos se hacen para romperlos", escribió Bismarck.
