En la Argentina regresaba la democracia de la mano del presidente Raúl Alfonsín y, en la provincia del Neuquén, con el gobernador Felipe Sapag.

El Instituto Provincial de Vivienda funcionaba desde hacía algunos años a cargo de un interventor, habiendo conformado un equipo de profesionales de arquitectura, ingeniería, sociales, economía y administración de muy alto nivel. Se habían ejecutado y estaban en ejecución planes de viviendas individuales y colectivas en la capital y en ciudades del interior de la provincia.

Normalización institucional. El gobierno provincial designó el primer presidente, vicepresidente y tres vocales del Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo, cesando en consecuencia la intervención.

Realidad social. La primera cuestión era conocer qué viviendas se ejecutaban con el Fonavi y Area de Frontera destinadas exclusivamente a esa zona como únicas fuentes de financiamiento por una parte y, por la otra, cuál era el Nivel Económico-Social (NES) de la demanda de soluciones habitacionales.

El IPVU poseía una información muy valiosa, recogida por años y constituida por el Registro Unico de Inscripción Permanente (RUIP), que inscribía y procesaba los datos, determinando el NES de toda la demanda registrada.

Y para sorpresa nuestra se construían mayormente viviendas de muy alto nivel y la mayor demanda era de casas de buena ejecución pero de interés popular.

Ese tipo de vivienda la determinaba la Secretaría de Vivienda de la Nación; decíamos que eran proyectos pensados en la Plaza de Mayo, pues no conciliaban con las características ambientales y sociales de nuestra provincia.

Una alternativa que se aplicó fue modificar los niveles de terminación de algunos planes en ejecución y, con el ahorro, ejecutar un número importante de viviendas adicionales.

Este hecho determinó una auditoría de la Secretaría nacional, a raíz de una denuncia de diputados de la oposición. Sin embargo, realizada la auditoría, recibimos el beneplácito de la Secretaría por la alternativa de aumentar el número de viviendas.

Recursos provinciales. Frente a una alternativa de hierro el cupo nacional asignado a la provincia estaba cubierto y la demanda social se incrementaba exponencialmente, la provincia decidió volcar importantes recursos propios para solucionar el grave problema habitacional.

Plan Provincial de Vivienda. Con el financiamiento provincial más el nacional, se elaboró un plan provincial para los años restantes de gobierno, con la participación plena de todos los actores involucrados en la problemática habitacional, posibilitando en dos años resolver la urgencia familiar.

Ese plan determinaba características de las unidades habitacionales según las regiones de la provincia, sea por destino social y ambiental así como por las formas de concreción.

Asimismo la participación de los usuarios en forma directa: construyendo su vivienda, con entrega de materiales por la provincia; la entrega de terrenos por parte de asociaciones intermedias, para sobre ellas ejecutar un conjunto habitacional dedicado a los inscriptos en la asociación o gremio; el mejoramiento y/o ampliación de la vivienda propia o la ejecución de una vivienda individual en el terreno propio.

Un párrafo aparte merecen los planes plurianuales destinados a la ejecución industrializada liviana, semipesada y pesada de conjuntos habitacionales, los cuales permitieron una respuesta masiva y sistemática al requerimiento habitacional.

Adjudicatarios. Es de destacar la participación de los municipios y entidades intermedias en la selección de los adjudicatarios de las viviendas. Se realizó una apertura con la participación de los Concejos Deliberantes no sólo los del partido en el gobierno sino también de la oposición, estableciéndose un rico intercambio con el único objetivo de solucionar una real necesidad familiar.

La profesionalidad e idoneidad de los cuadros profesionales sociales del IPVU fueron la mejor garantía para asegurar una adjudicación con el mínimo de injusticias.

Realidad actual. Hoy, a más de 20 años de esa experiencia, la realidad entre la demanda insatisfecha y la oferta vuelve a repetir la historia. Son miles las familias que requieren una solución habitacional y sus posibilidades de alcanzarla son cada día más lejanas.

Las acciones dispersas e inconexas malgastan recursos y esfuerzos, la problemática atraviesa horizontalmente a una amplia franja de la sociedad, sin distinción partidaria, por ello es determinante adoptar decisiones con firmeza y claridad de pensamiento.

Urge realizar un Plan Cuatrienal de Vivienda, contemplando los recursos económicos, técnicos y humanos nacionales, provinciales, municipales, entidades intermedias y privados, con metas a corto, mediano y largo plazo, que posibiliten la participación amplia de todos los sectores responsables y donde se identifique claramente el rol de cada uno de los actores dentro del plan provincial.

Un plan provincial que no es propiedad exclusiva de un gobierno sino que representa el pensamiento de los destinatarios en primer lugar, de las características de nuestra provincia y de los recursos económicos, técnicos y humanos de nuestra sociedad.

Recupero financiero. Tal vez como un resabio de un liberalismo exacerbado, estamos muy preocupados por el recupero financiero de las viviendas de interés social ejecutadas hasta la fecha.

Pero el mejor recupero es una familia con una salud integral, una educación y una vivienda dignas, para formar hombres y mujeres sanos, capacitados y con la alegría de vivir una vida mejor, posibilitando un amplio marco de contención a toda la problemática social que tanto nos preocupa en la actualidad.

BERNARDO F. BAKKER (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Arquitecto. Ex primer presidente del

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