SAN MARTIN Y JUNIN DE LOS ANDES.- El simulacro realizado en el aeropuerto Chapelco evidenció las falencias y permitió dar con los puntos a mejorar. Hubo rescatistas que no daban abasto para atender a los heridos; víctimas que deambulaban horrorizadas y desorientadas a un lado de la pista, y familiares desesperados por llegar a sus seres queridos, colapsando a las fuerzas de seguridad.

Es que el compromiso de los involucrados, la capacidad de respuesta rápida y la intensidad de la tarea en tiempo real, fueron las virtudes del operativo que se realizó en la aeroestación, y que a su vez pusieron en evidencia inquietantes falencias. Hubo más de 100 personas implicadas, una decena de instituciones y una veintena de móviles, coordinados por el jefe de la terminal, mayor Pedro Martinet.

El simulacro se realizó según recomendaciones de la Organización Internacional de Aviación Civil, que manda a hacer este tipo de procedimientos cada dos años.

El "accidente" se produjo a las 14.02, con la siguiente hipótesis: una supuesta nave con 40 pasajeros se sale de control durante el aterrizaje por la cabecera 06, perdiendo el tren de rodamientos, lo que provoca la salida de pista, la rodada, el incendio y el desmembramiento de partes del fuselaje, con pasajeros que van quedando diseminados en un radio de 100 metros.

Bomberos de Junín y San Martín, juntas de defensa civil de ambas localidades, médicos y paramédicos basados en la terminal y de los hospitales regionales y zona sanitaria, efectivos de Ejército, Gendarmería, Prefectura, Parques y todo el personal aeronáutico y civil del aeropuerto, estuvieron involucrados en la labor.

Cumplida la agotadora misión, quedó en claro el desborde del escaso personal encargado de la seguridad del aeropuerto Chapelco-Carlos Campos, que no podía contener a los supuestos familiares que aguardaban en el hall de embarque. En ese sentido, la actuación de los jóvenes de la EPET 4 de Junín de los Andes, convocados para la ocasión, fue notoria, al punto que uno de los responsables de la seguridad decidió practicar detenciones (también simuladas, claro).

El colapso de las comunicaciones por radio fue otro talón de aquiles. Se trata de una pieza vital de cualquier operativo de rescate, con equipos que en este caso funcionaron poco y mal.

También fue clara la carencia o falta de coordinación para contar a un mismo tiempo y luagr con la suficiente cantidad de camillas, collares, férulas y, sobre todo, oxígeno en el sitio de clasificación y atención primaria de los heridos.

También hubo problemas con las mismísimas tarjetas de clasificación médica de las víctimas (rojos, de atención urgente; amarillos para fracturados, por caso; negros, en estado de agonía y destinados a procedimientos de ablación; blancos para las fatalidades), que eran de cartón colocado con precintos sobre los heridos.

La clasificación es lo primero que se hace en el sitio del siniestro y forma parte del protocolo para determinar los procedimientos médicos y de evacuación, pero las tarjetas se volaban o perdían con el movimiento de las víctimas. Se convino en utilizar otro material que pudiera suplir esa falencia, de la que puede depender una vida.

A estas alturas, se comprenderá el valioso ejercicio que tuvo lugar ayer, y que llevó al intendente Herrera de Junín de los Andes, a señalar que "tenemos que ponernos a trabjar ya en un presupuesto que nos asegure contar con los equipos y elementos necesarios para enfrentar una situación como esta".

Fuente: (ASM).