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Miércoles 16 de Mayo de 2007
 
Edicion impresa pag. 20 y 21 >
Nepotismo en el Banco Mundial

La interacción entre corrupción, instituciones y desarrollo económico es un tema de gran complejidad. No obstante, existe cierto consenso en considerar que la modernización de la administración pública y las reformas institucionales reducen el espacio de la corrupción. El presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, lanzó desde Yakarta, hace pocos meses, el aviso de que el banco se disponía a entablar batalla contra la corrupción, "una de las mayores amenazas al desarrollo". La paradoja es que Wolfowitz está ahora envuelto en un escándalo de nepotismo que hace inevitable su renuncia al frente de la institución.

Se considera a Paul Wolfowitz el arquitecto de la invasión de Estados Unidos a Irak. Ante el resultado desastroso de aquella aventura, el presidente Bush se vio obligado a cesarlo en el alto puesto que ocupaba en el Departamento de Defensa. A modo de compensación, el jefe de los "halcones" fue propuesto por Bush para dirigir el Banco Mundial, aprovechando un acuerdo tácito entre Norteamérica y la Unión Europea en virtud del cual Estados Unidos designa al presidente del BM y los europeos al presidente del Fondo Monetario Internacional.

La designación de Wolfowitz, un político sin antecedentes en la gestión bancaria, fue mal recibida por el staff del BM. El malestar se agravó cuando trajo de la Casa Blanca, como "asesores", a dos de sus fieles, (Kevin Kellems y Robin Clevelan) con sueldos anuales de un cuarto de millón de dólares. Con posterioridad ha salido a relucir que también aumentó de modo considerable el sueldo de una funcionaria del banco, Shaha Riza, con la que está relacionado sentimentalmente.

El Banco Mundial regularmente presta asistencia para la introducción de reformas institucionales, que se considera reducen el espacio para la corrupción. Ofrece programas para impulsar reformas en áreas claves como aduanas, sistema judicial, organización de mercados, gestión financiera del sector público, etc. Pero últimamente había decidido fortalecer una estrategia dirigida a "ayudar a los países miembros a reforzar su gobernanza y profundizar en la lucha contra la corrupción".

Según la nueva estrategia, cuando el BM prepara cada uno de los informe-país, debería también examinar y diagnosticar el estado de corrupción en el país correspondiente. Si se considera que la corrupción obstruye el crecimiento económico y condiciona las políticas de reducción de la pobreza, la buena gobernanza pasa a convertirse en el elemento central de su cometido. El banco prestaría apoyo a los líderes políticos que se supone estén dispuestos a eliminar la corrupción y entablaría contactos directos con la sociedad civil en caso de desinterés del gobierno.

La pregunta que se hacen algunos expertos es: ¿está legitimado el Banco Mundial, a partir de su énfasis en la corrupción, para enjuiciar las estructuras políticas de un país y proponer alternativas o para someter a cuestionamientos directos a la clase política? Los riesgos de politización, en un organismo donde Estados Unidos con el 16,4 % de los votos tiene minoría de bloqueo, son innegables.

El Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, opina que la crisis actual del Banco Mundial representa una gran oportunidad para corregir los sistemas de gestión de los organismos financieros internacionales. Dice que es el momento para que Norteamérica renuncie a la presidencia de la institución y que la Unión Europea haga los propio con el Fondo Monetario Internacional. "El acuerdo de viejos camaradas entre Estados Unidos y Europa, por el cual Estados Unidos siempre nombra al titular del Banco Mundial y Europa, al titular del FMI, data de la fundación de la institución de Bretton Woods en un momento en que el colonialismo todavía estaba vivo, pero no tiene ningún sentido en el siglo XXI".

En relación con el tema de la corrupción, Stiglitz opina que "desafortunadamente, la agenda anticorrupción del banco se politizó. Hubo una acometida para dar dinero a Irak un país plagado de corrupción, mientras que otros países fueron acusados de corrupción sin la evidencia o los detalles específicos adecuados... El Banco Mundial, en sus esfuerzos por respaldar la democracia y el buen gobierno, debe insistir en los más altos estándares del proceso legal: las acusaciones de corrupción se deben tratar seriamente y la evidencia debe ser entregada a las autoridades nacionales para ser utilizada en procedimientos abiertos, transparentes e independientes. Para que las campañas anticorrupción sean consideradas efectivas deben ser justas y transparentes".

El fenómeno de la corrupción no puede asimilarse ingenuamente a un cáncer al que se extirpa quirúrgicamente con un golpe de bisturí. Es más complejo, puesto que los hábitos de transparencia y responsabilidad se incorporan paulatinamente en las sociedades en la medida en que se consolidan las estructuras democráticas y mejoran las instituciones.

La lucha por la buena gobernanza requiere un fuerte impulso desde el poder político y una coherente respuesta desde la sociedad civil, desplegada a lo largo de muchos años. En una estrategia de tamaña envergadura, es fundamental el rol ejemplificador de las personas que ocupan las posiciones de poder. Ya sea que estén en la cúspide del Banco Mundial u ocupen la presidencia de una robusta república, los hombres de carne y hueso que están al frente de las instituciones deben, como la mujer del César, no sólo ser honestos sino también parecerlo.

 

ALEARDO F. LARIA (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Abogado y periodista. Madrid

 
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