ISLAMABAD (Télam).- Un atacante suicida con una advertencia contra espías de Estados Unidos atada a una pierna se inmoló ayer en un hotel de Pakistán cerca de la frontera con Afganistán y mató a 25 personas, días después del arresto en ese mismo hotel de un familiar de un líder talibán muerto en combate.

El atentado profundiza la inestabilidad en Pakistán, todavía envuelto en una clima de tensión por una serie de violentísimos disturbios políticos ocurridos este fin de semana en Karachi, capital comercial del país. Pero el ataque en el hotel no parecía relacionado con aquel malestar político.

Otras 30 personas resultaron heridas en el atentado, ocurrido en el hotel Marhaba de Peshawar, una ciudad ubicada en el noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán, en una zona donde operan rebeldes talibanes afganos y miembros de la red Al Qaeda.

Sharif Virk, jefe de policía de la provincia North West Frontier Province, de la que Peshawar es capital, dijo que la policía halló las piernas del atacante suicida, con un mensaje atado a una de ellas en el que decía que morir en atentados como ese sería el destino de quienes espiaban para Estados Unidos.

El atacante se inmoló en el restaurante del hotel, ubicado en el primero de los cuatro pisos del edificio. Cadáveres y restos humanos quedaron desparramados entre mesas partidas y vajilla rota . La policía evacuó el hotel, acordonó el área y dijo que abrió una investigación.

El dueño del restaurante, quien murió en el ataque, era un afgano con vínculos con un caudillo afgano enemigo de los talibanes, y el restaurante mismo era muy popular entre los afganos, dijeron fuentes de la investigación.