BUENOS AIRES (ABA).- En los próximos días, varios gremios importantes discutirán con el gobierno cuánto y cómo subirán los salarios de los trabajadores que representan.
El ministerio de Trabajo se encuentra ante un dilema. Pretendía que las negociaciones salariales se discutan pensando en un 16,5% de aumento como techo. Pero los funcionarios son conscientes que terminarán negociando subas mayores, lo que generará roces con los empresarios.
El gobierno había dicho que el porcentaje de aumento promedio iba a ser del 16,5 porque eso habían firmado con el sindicato de los Camioneros, liderados por Hugo Moyano, titular de la CGT. Pero luego se supo que, en realidad, si se leía la letra chica de los convenios, el aumento acordado con ese gremio alcanzaba el 25%.
Los sindicatos que inician las negociaciones, y quieren conseguir aumentos similares o mayores al de Camioneros, son la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos (FOETRA), el Sindicato Unico de Trabajadores del Neumático Argentino (SUNTA), el de Ferroviarios, la Unión Tranviaria Automotor (UTA), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), los empleados de Comercio (Faecys) y los Gastronómicos.
Los jefes sindicales consideran que la coyuntura política les juega a su favor. En la CGT creen que el gobierno está más debilitado que hace unos meses: el caso Skanska, el conflicto de Santa Cruz y la campaña electoral lo hace más vulnerable a las presiones sindicales. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, recibió órdenes de acelerar los plazos para acordar con los sindicatos en el menor tiempo posible.
Los jefes de la CGT, rudos y directos con el lenguaje, dicen en privado que obligarán al gobierno a que les consiga a ellos los mismos "dibujos" en los números que beneficiaron a Moyano.
A su manera, se refieren a pequeños cambios en los convenios firmados entre sindicatos afines al oficialismo y Trabajo. Por ejemplo: los camioneros recibieron un aumento formal del 16,5% del salario, pero se aumentaron los porcentajes que aumentan el salario de acuerdo a la antigüedad, el presentismo y hasta los kilómetros recorridos por cada chofer. El sindicato de los metalúrgicos, por su parte, también aumentó los porcentajes de antigüedad, y elevó las categorías de los trabajadores: eliminó, por caso, la figura del "peón" lo que generó una recategorización de todos los empleados. Una estrategia similar siguió el sindicato de los bancarios, liderados por Juan José Zanola. El aumento de estos dos gremios, entonces, llegó en los hechos al 20%.
Esos pequeños detalles en los convenios, llamados oficialmente "adicionales", generaron preocupación y molestias entre los empresarios, que transmiten al gobierno su preocupación pegando en un punto clave: dicen que los aumentos otorgados generarán un impacto en el precio de los costos, que luego se trasladaría a los productos, lo que dispararía la inflación.
NICOLAS WIÑAZKI