La cita para paladear el mejor cine del mundo está próxima. Pasado mañana, efectivamente, Cannes volverá a transformarse en esa vidriera privilegiada, para la pantalla grande y para el glamour como sólo la ya famosa

Croisette puede convocar. Con un agregado extra: este año, la muestra que será presidida por el británico Stephen Frears, cumple 60 años, así que todo será aún más espectacular de lo que suele ser.

El menú tendrá un in tenso sabor norteamericano, condimentado apenas con algunos títulos asiáticos y otros europeos, y lamentablemente un sólo representante del sabor latino: el mexicano Carlos Reygadas, que competirá con su filme "Stellet Licht", de título holandés. Este año, ningún argentino podrá aspirar a la gran Palma de Oro. Ni podrá participar de un verdadero festejo: los 60 años del festival más prestigioso de cine en todo el mundo.

La encargada de abrir la muestra será la película "My blueberry nights", de Wong Kar Wai, de Hong Kong.

Quentin Tarantino, que ya ganó la Palma de Oro en 1994, con "Pulp fiction", vuelve tras el fracaso comercial en EE. UU. de "Grindhouse", película compuesta por dos cintas diferentes. Una de ellas, "Death proof", se estrena en Cannes por separado, al igual que ocurrirá en el resto del mundo con ella y con "Planet terror", la otra mitad, dirigida por Robert Rodríguez.

También competirá David Fincher (director de "Seven, pecados capitales"), que estrenará "Zodiac", basada en la historia del homicida que aterró a San Francisco entre los años '60 y '70.

El menú estadounidense se completa con los hermanos Joel y Ethan Coen, y su "No country for old men"; "Paranoid park", de Gus Van Sant; "We own the night", de James Gray, y "Le scaphandre et le papillon" del pintor y director Julian Schnabel.

Aparte del predominio estadounidense, este año el cine asiático de autor ha vuelto por sus fueros en Cannes. Además del filme de apertura, se verá "Mogari no mori", del japonés Naomi Kawase; "Breath", de Kim Ki-duk .

Cannes está de vuelta. Y el mejor cine, también.