A esta altura de las circunstancias políticas rebelado el "patio trasero" de Santa Cruz, instaladas las sospechas por actos de corrupción y obligado a conceder mejores salarios en plena campaña electoral, el presidente Néstor Kirchner acepta que está cometiendo serios errores. Y que, en consecuencia, debe hacer correcciones "tácticas" para no entorpecer el objetivo "estratégico" de contrarrestar lo que denomina "conspiraciones de la derecha neoliberal" y consolidar un modelo atado a la producción y a la redistribución del ingreso.
En los últimos días, pese a las bravuconadas desde el atril, fue cediendo a los reclamos de los maestros de su provincia como señor feudal, digitó la salida del gobernador Carlos Sancho y entronizó al sindicalista dialoguista Daniel Palacios, trató de encarrilar el "caso Skanska" en la vía del pago de sobreprecios exclusiva entre privados y disfrazó aumentos de salarios para gremios amigos enrolados en la CGT.
Nada augura que vaya a tener éxito, aunque navega confiado porque la oposición nacional tiene un comportamiento espasmódico y mortecino el lanzamiento de Roberto Lavagna, desde un teatro, mostró lo fragmentado que está el radicalismo y las cuentas públicas siguen estando blindadas. Kirchner exhibe debilidad y dudas en el presente, que se patentizan con las rabietas provocadas por la incapacidad de sus subordinados por conveniencia. Aun así, no advierte mayores peligros hacia octubre, donde o bien irá por la reelección para la que está habilitado constitucionalmente o bien le cederá la responsabilidad a su esposa, Cristina Fernández ¿Y por qué no una fórmula K-K?, lanzó enigmático a este diario una fuente cercana a "Lupo", como se lo conoce al presidente en su hoy agitado terruño natal.
El diputado Carlos Kunkel, el primero en levantar la candidatura de Cristina, consideró oportuno salir al cruce de las versiones que ya la consideran el eje de la propuesta K: "No dejaremos que medios que estuvieron con todas las dictaduras nos fijen la agenda o nos corran con encuestas. Alrededor del 9 de julio tendremos todos nuestros candidatos y entonces nos someteremos a la mejor encuesta, la del 28 de octubre. Nos apoyarán para que sigamos gobernando o nos castigaran con el voto. Eso es la democracia".
Las situaciones afectan a los argentinos ciclotímicos como demuestra la historia dependiendo de su estado de ánimo. Deberían sopesar que la terquedad no conduce a nada y que no se debe abusar con las amenazas en una sociedad que es calma en apariencia, pues cuando estalla exhibe una virulencia sorprendente.
A la vista está lo sucedido recientemente en Neuquén: la muerte del profesor Fuentebalba significó el fin de la carrera ascendente del gobernador Jorge Sobisch, quien ahora sólo podrá aspirar a ocupar una banca en el Senado, igual que el otrora "papa" Carlos Menem.
Y frente a las narices de todos, se florea el conflicto en Río Gallegos. Kirchner fue un obcecado. Apostó al desgaste de los huelguistas y manifestantes y denunció una componenda entre radicales y activistas radicalizados del Partido Obrero. "No negociaré bajo extorsión", aseguró, pero ante el desborde de los acontecimientos y la posibilidad de más víctimas fatales, cedió y habilitó a un dialoguista para permitir paritarias libres, algo que no contemplaba para Santa Cruz. "Ingratos", deslizó en una de sus apariciones proselitistas.
A pesar de que puso la otra mejilla, el presidente sigue empeñado en desequilibrar al jefe comunal de Río Gallegos, el radical Héctor Roquel y, en contra de lo que predica su delegado Palacios, sigue recelando al obispo Juan Carlos Romanín y, por natural carácter transitivo, al cardenal Jorge Bergoglio.
Las elecciones distritales entre ellas la de Río Negro, del próximo domingo, pondrán a prueba la varias veces ratificada concertación plural con el radicalismo. Kirchner juega para la compulsa nacional con el nombre del mendocino Julio Cobos, pero los problemas de éste en su provincia, sumados a la crisis institucional y social recurrente, podrían determinar un abroquelamiento en el PJ. Para ello, podría contar con chances el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, cruzado contra el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, responsable del control de precios y de la manipulación de los datos en el INDEC.
Dirigentes como Kunkel dibujan una línea de trazo grueso: por un lado San Martín, Rosas, Perón, Yrigoyen; por el otro, Justo, Uriburu, Aramburu, Onganía, Videla. ¿Y la Iglesia, dónde?, inquiere "Río Negro". Contesta el ultra K creyente católico: "Hay un sector de arzobispos que discriminan y no son demócratas. No son mayoría", expresa mirando a Bergoglio.
¿Y el test capitalino del 3 de junio? Kirchner en persona seguirá haciendo campaña por Daniel Filmus y Aníbal Ibarra, furioso por "la traición" de Jorge Telerman, aliado de Elisa Carrió, quien se perfila como cabeza de un polo de resistencia para octubre.
Menem quería seducir a los porteños y de hecho alguna vez lo consiguió temporalmente. Kirchner los quiere domesticar y ése parece un camino equivocado, si bien Filmus es un funcionario probadamente honesto. En la Capital Federal pesan las formas y el respeto institucional y se considera virtuosa la crítica y la resistencia a los compadritos.
Un nuevo error táctico de Kirchner provocó descontento en Santa Cruz, la provincia que gobernó por 12 años.
ARNALDO PAGANETTI
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar
