LA PAZ (AFP).- El gobierno del presidente Evo Morales se disponía a cerrar ayer la compra de dos refinerías de propiedad de la petrolera brasileña Petrobras, en el límite del plazo otorgado por la empresa para sellar trato y en medio de rispideces entre La Paz y Brasilia.

El gobernante izquierdista anunció ayer "avances muy importantes" en las negociaciones, sin detallarlas, y destacó -a contrapelo de las críticas que el presidente brasileño hizo entre martes y miércoles- que "el compañero y hermano Lula ha demostrado que está dispuesto a vender las refinerías". Morales concluyó que, "por tanto, las negociaciones técnicas, económicas continúan" hasta llegar a un acuerdo. "De verdad que (el precio de las refinerías) ha bajado bastante: las primeras propuestas (de Petrobras) eran de 200 millones de dólares, llegaron a 153 millones de dólares, la penúltima fue de 135 millones de dólares y ahora 112 millones de dólares", manifestó. "Lo más importante para nosotros es que hay ese desprendimiento del presidente Lula de devolver las refinerías al pueblo boliviano", abundó el mandatario. Petrobras compró en 1999 las dos refinerías por 104 millones de dólares, según datos oficiales. Sin embargo las negociaciones se enfocan principalmente desde el ángulo político, según Morales, que reveló que "he dado la tarea al ministro de la Presidencia de comunicarse con el gobierno de Brasil para que sigan adelante las negociaciones" con representantes de Petrobras.

"Por encima del tema económico está lo político, hay una negociación política del gobierno", contó Morales a reporteros que estaban en la casa de gobierno en ocasión del Día del Periodista.