BUENOS AIRES (ABA).- El siguiente dato sirve para entender lo que está pasando en Santa Cruz: en los últimos 15 años, el único gobernador que completó sus mandatos fue Néstor Kirchner.
Con 12 años consecutivos de férreo manejo, el hoy primer mandatario nacional, sigue siendo patrón de estancia y no busca delegar en algún heredero las acciones fundamentales del gobierno. Es así que en el término de poco más de doce meses, dos crisis políticas se cargaron a otros tantos gobernadores.
El primero fue Sergio Acevedo, quien se retiró espantado para criar cabras en la Patagonia. Su sucesor, Carlos Sancho, fue echado ayer tras varias semanas de acalorados debates en la Rosada. Sancho fue siempre una sombra.
Desde el primer día de su asunción recibió instrucciones del secretario legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, quien ahora se encuentra en la provincia monitoreando la transición.
El elegido reemplazante de Sancho es el diputado provincial y titular de Yacimientos Petrolíferos de Río Turbio, Daniel Peralta, quien tiene acceso directo al despacho de K en la Rosada. Estaba alerta y contestó ante la posibilidad de pasar a la titularidad, cuando estallaron los problemas gremiales con los docentes.
La pregunta que se hacían ayer algunos colaboradores de Kirchner es: ¿por qué se dejo pasar tanto tiempo para tomar una decisión? Quizá, porque es difícil de explicar satisfactoriamente la idea de fragilidad institucional y de sistemática intervención del Ejecutivo Nacional. Y nada menos que en la provincia del pingüino mayor.
Lo que sí se podría haber encarado antes, es la negociación con los docentes santacruceños que de 160 pesos de básico pretendían acercarse a los 1000 pesos que actualmente defiende la CGT para que una persona no sea considerada pobre. Fuentes cercanas al poder dijeron que Kirchner otra vez sufrió de ceguera.
Sospechaba que actores de la política opositora de la provincia estuvieran fogoneando una desestabilización junto con dirigentes eclesiásticos locales.
La reacción fue, como otras veces, crispada.
Las consecuencias de esta crisis se seguirán haciendo notar en cómodas cuotas. Hay una muy visible ya: la negativa a sacrificar a alguien con el apellido Kirchner en la cercana elección provincial.
Con el actual panorama de convulsión, se complica la nominación de Alicia, su hermana, la actual ministra de Desarrollo Social.
"Río Negro" averiguó que se reconsidera su postulación y que hasta se tejen puentes con el peronismo disidente encabezado por Eduardo Arnold, hoy un crítico del Presidente.
