SAN ANTONIO OESTE (ASA).- Después de casi tres años de quejas de los vecinos del sector ferroviario, las autoridades municipales parecen ahora estar decididas a tomar medidas contra quienes explotan en pleno casco histórico un galpón destinado a la acumulación de chatarra para reciclado y otro para encarne de líneas de pesca para lanchas artesanales.

Ambos tinglados se encuentran en una manzana ubicada frente al muelle pesquero de la costanera. Los vecinos del sector ferroviario, a través de su junta vecinal, exigieron por años respuestas a las autoridades por la basura, las ratas y el mal aspecto que todo ese predio presenta, además de otras problemáticas que se soportan en esa tradicional y pintoresca área de la ciudad

A pesar de haber convocado a los concejales y funcionarios y de haber propiciado decenas de reuniones y notas a los gobernantes, nunca se obtuvo una acción concreta que permitiera poner fin a la vieja situación.

Muchas veces algunos vecinos creyeron que detrás de este tema podrían ocultarse ciertos privilegios hacia los propietarios de la tierra o hacia los privados que explotan la chatarrería. El lote fue adquirido por el ex interventor de Lotería, Miguel Irigoyen, cuando salieron a remate las instalaciones de la ex Galme Pesquera. El ex funcionario de Verani lo alquiló a la familia Pisto para que acumule chatarra.

La estrecha relación entre el intendente Adrián Casadei e Irigoyen, un destacado referente del radicalismo, hacía suponer que difícilmente pudieran concretarse acciones contra el empresario.

Sin embargo, nuevos vientos soplan en la política local, a once días de las elecciones. Este fin de semana Irigoyen anunció que votará al Frente para la Victoria y los funcionarios del Ejecutivo Municipal se acordaron de su terreno e iniciaron medidas que podrían derivar en la clausura definitiva. Así al menos lo afirmaron el director de Inspección General, Claudio Moiraghi y el juez de Faltas, Jorge Boldt.

Por su parte, los vecinos de la Junta del barrio Ferroviario todavía recuerdan cuánto debieron luchar en vano. "La desaparición de la Junta Vecinal tuvo que ver con el desgaste que produjo esa batalla perdida ante el Municipio que nunca nos dio respuestas a este reclamo", expresó ayer uno de los habitantes del lugar que apenas podía creer que ahora, transcurridos tres años de su pelea colectiva por esta causa, por razones meramente políticas, pareciera empezar a verse una postergada solución al problema que tanto denunciaron ante los oídos sordos del gobierno comunal.