ROCA (AR).- Las cosas van de mal en peor para los chicos de la Escuela 66 de J. J. Gómez. Se quedaron sin edificio porque el que tienen se cae a pedazos y los mandaron al comunitario, donde ayer se le cayó parte del cielo raso en la cabeza a un alumno. Las reformas necesarias para habilitar el lugar ni siquiera duraron una semana.

Ayer, un niño sufrió el golpe fuerte e inesperado de una "plancha de durlock" que se desprendió de un improvisado cielo raso. Según se supo, la placa cayó en forma imprevista, justo cuando los chicos salían al recreo. Aparentemente las placas en su conjunto superan la capacidad de resistencia del metal que las sostiene pendientes del techo y se desprendieron en uno de sus extremos. En realidad fueron dos planchas, pero sólo una impactó sobre el alumno. El chico, de quinto grado, se encontraba en un centro comunitario de J.J. Gómez que fue "acondicionado" recientemente para que funcione en forma transitoria como escuela, en reemplazo del colegio 66, que será demolido.

Esto ocurrió ayer, poco antes del mediodía, en medio de la algarabía de los niños de cuarto, quinto y sexto grado que asisten a las "aulas" del comunitario por falta de una escuela propia, cuando el municipio de Roca estaba dispuesto a ceder en comodato el Centro Comunitario del barrio a Educación, para que allí continuaran funcionando las instalaciones educativas.

Sin embargo todo quedó en la nada, en medio de la incredulidad de los funcionarios presentes, el susto de los docentes y alumnos y la indignación de los padres.

El accidente ocurrido tras la caída del pedazo de cielo raso que se desplomó en el interior de una de las aulas que la empresa CIA de Roca, contratada por Educación, levantó en el edificio, afectó a un alumno, pero no fue el único incidente de ayer en el lugar.

A los pocos minutos de sucedido esto, otro chico también se accidentó al caer con fuerza contra un precario alambrado, recién dispuesto alrededor del comunitario como un cerco, y golpeó su cabeza contra el suelo.

En cuestión de segundos todo el barrio se convulsionó y los padres de los alumnos llevaron sus críticas directamente al intendente, Carlos Soria, y a la delegada regional del CPE, Marta Dousdebes.

Dousdebes informó que la única solución posible, y que es la que se adoptó, será repartir nuevamente a los alumnos entre dos escuelas del centro de Roca, mientras se espera que se construya un nuevo edificio.

El acto de cesión del centro comunitario estaba previsto para las 11, pero la sorpresa de los funcionarios fue mayúscula cuando Pablo González, un alumno de quinto grado estaba por salir al recreo y antes de llegar a la puerta de la improvisada aula que comparte junto a 63 compañeros, vio que "el techo se le caía sobre la cabeza". Tras ello, quedó tumbado en el suelo y en medio de la conmoción se lo derivó a una salita sanitaria ubicada a cien metros.

Allí, según informaron los docentes, se le administraron calmantes y a fin de resguardar que no presentara lesiones internas se le efectuaron estudios en el nosocomio local. Dousdebes informó ayer que el estado de salud del chico era bueno.

No obstante, el hematoma que le quedó en su columna y las planchas colgando del techo preocuparon a los padres.

Más tarde, en medio de la indignación de la comunidad educativa, mientras el grupo de estudiantes jugaba en el "patio" que fue rellenado con ripio y cercado con alambre perimetral de "pajarera", otro pequeño trastabilló, y cayó en plena vereda, golpeándose con una piedra en la cabeza. La situación preocupó sobremanera a todos ya que tras la caída, se desmayó, pero minutos más tarde recuperó la conciencia.

El reclamo de los padres data de hace 10 años y en el último tiempo se intensificó y desembocó en que desde Educación se repartiera a los alumnos en dos lugares: el CEM 111 -primero, tercero y séptimo grado- y siete secciones de cuarto, quinto y sexto en el centro comunitario ubicado frente al edificio escolar.