La campaña lo invadió todo. Como el agua cuando se desborda.
Se palpa. Se respira. Se huele...
A su paso, toma la forma de cualquier "envase": subsidios, gestiones, declaraciones, agravios, obras que ya fueron o que nunca serán, homenajes, insultos, acuerdos, abrazos, denuncias, resoluciones... y silencios.
Tanto es el afán, que no hay presupuesto que alcance. El Estado debe millones a prestadores de salud y de servicios, a contratistas y paga sólo lo indispensable y con cuentagotas. Todo puede esperar hasta después del 20 de mayo. Después, se verá cómo se llega a fin de año.
En estructura e inversión publicitaria, corre con muchísima ventaja respecto del Frente para la Victoria, el ARI y cualquier otro partido. No hay medio que no tenga avisos publicitarios destinados a ensalzar la gestión de gobierno, pagados con dinero de los contribuyentes. Es decir, dinero del Estado puesto al servicio del interés de un partido político.
Hablar o callar. Todo está en función de ese objeto de deseo: la gobernación.
Esta semana, el gobierno se llamó a silencio en relación con las gravísimas revelaciones respecto de irregularidades o inacción policial durante la investigación por el presunto secuestro de la joven Otoño Uriarte.
Luego de una primera etapa de acusaciones y demandas, la orden fue tajante: no hablar del tema. El silencio, como modo de exorcizar aquello para lo cual, por el momento, no aparecen respuestas concretas.
El radicalismo corre contra el tiempo.
Sabe que, en la decisión de anticipar la fecha de las elecciones provinciales en Río Negro, pesaron varios temas: "apurar" a la oposición, que recién acababa de consolidar su frente interno y definir sus candidaturas, aprovechar la ventaja relativa de la estructura del Estado y neutralizar los efectos que el inmenso incremento del gasto público tendrá sobre las finanzas provinciales sobre el fin de año.
El ministro de Hacienda, Pablo Federico Verani, lo sinceró días atrás: los ingresos provinciales crecieron un 24% y los gastos un 30%. Es altamente probable que ese 6% acumulado se traduzca en atrasos en los pagos, crisis social, reclamos en los despachos o en las calles.
Por ahora, el gobierno busca satisfacer los reclamos salariales de los sectores de la administración pública, con una generosidad que asombra.
Después de negarle a la Unter desde fines del 2005 el blanqueo de las sumas en negro, ahora accedió y, no sólo eso, también aceptó adelantar el cronograma de incrementos para abril y setiembre, en lugar de junio y octubre.
Ahora negociará con la UPCN un incremento para los administrativos. Todo parece indicar que ofrecerá un 9%, pero dispuesto a aceptar tras mínimo regateo el 10 o el 11%. Así, Scalesi a cambio de su actitud amigable quedará como benefactor de su gente, acumulando tal ventaja al 20% ya logrado en enero y al reajuste de las asignaciones familiares.
Los legislativos ya sacaron turno para su propia negociación.
Pero los aumentos no son lo único que pesa sobre la masa salarial, que engorda con la incesante incorporación de empleados, contratados y funcionarios políticos, en muchos casos sin oficina y sin tarea concreta. Mientras, la estructura de servicios públicos hace agua sobre todo en las áreas más sensibles de salud, educación y seguridad.
El gremio docente Unter ya se cubrió las espaldas, desligándose de responsabilidad si el aumento salarial provoca que no se designen suplentes en caso de licencias y, por ende, deriva en una mayor cantidad de horas libres.
La cuestión se plantea cuando ya nadie duda de que independientemente de las otras variables existe una relación directa entre calidad de la educación y tiempo dedicado a ella. Un reciente estudio comparativo evidencia que la Argentina no está en la mejor situación en este punto.
En fin, la cuenta regresiva para las elecciones ya resuena con fuerza en los candidatos.
En el Frente para la Victoria no ignoran que cada día, cada minuto, debe ser aprovechado a fondo si quieren llegar al día del comicio con la tranquilidad de haber llegado a cada rionegrino con su propuesta de gobierno y mostrando a sus candidatos. Las inmensas distancias de la provincia son a cada paso un desafío.
Pero si Miguel Pichetto sufrió lo indecible para aquietar el frente interno, ahora su panorama mejoró:
Alberto Icare parece haber superado sus dificultades de salud y, pese al riesgo que aún pesa sobre la fecha electoral municipal de Bariloche, la campaña allí está lanzada y difícilmente el radicalismo pueda remontar la diferencia que favoreció en la última elección al Frente para la Victoria. La defección de la conducción de la unidad básica no fue sorpresa para nadie. En El Bolsón, en cambio, el pichettismo sorprendió al incorporar a sus filas al ex legislador radical Néstor Capano.
En Cipolletti, tuvo el viernes un acto alentador. Y, en Roca, el intendente Carlos Soria trabaja más intensamente en la campaña, tal vez en la certeza de que del resultado que obtenga el Frente depende también su suerte.
Mucha agua pasará aún debajo de los puentes antes de que se defina quién gobernará a Río Negro durante los próximos cuatro años. Intensos en energía agonal serán los días que restan hasta el 20 de mayo.
ALICIA MILLER
amiller@rionegro.com.ar
