Martes 17 de Abril de 2007 Edicion impresa pag. 38 > Deportes
OPINIÓN: El dilema del "Mellizo"

El regordete periodista, cultor de encendidas polémicas y alma máter del estilo del 'todo es comerciable', le hundió el puñal. Con sutileza, obvio: "Guillermo, jugaste sólo cinco minutos", le recordó.

El 'Mellizo', de los pocos jugadores que siempre está en la cancha sin tener presencia física, lo corrigió: "No Fernando, jugué nada más que cuatro".

Barros Schelotto está de más en Boca, aunque sus adoradores sigan lustrando el bronce que durante diez años el 'Mellizo' levantó en sus almas. Sabiendo que podía incinerarse (quizá un poco lo hizo) Miguel Angel Russo le mostró la puerta de salida avergonzándolo con míseros cuatro (o cinco, da igual) minutos en lo que será su último Boca-River.

Puede ser que se despida frente a Racing, como dicen, pero no será igual.

Ni siguiera la arriesgada jugada de Russo sembró furia en la boca del 'Melli' que, entre diplomático y resignado, sólo dijo que quería "jugar más tiempo". La respuesta a la falta de verborragia está en la madurez. Barros Schelotto enterró al muchacho rebelde y revoltoso, filoso en el área y letal en sus declaraciones.

El paso del tiempo cocinó a un ídolo aplomado y comprensivo, y a la vez le dio un poder indirecto e ilimitado. No habría que preguntarse por qué se va Guillermo ahora, si no por qué se quedó tanto tiempo dentro de un plantel donde, en los últimos años, sólo recibió desplantes.

Su poder se asienta en la tribuna, repercute en los medios y asfixia a cualquiera que se calce ese buzo de DT con peso de gamulán. Sólo Guillermo podrá explicar qué lo llevó a soportar tanto tiempo, y si esa paciencia oriental se basó únicamente en sus ilusiones de "jugar más".

SEBASTIAN BUSADER

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