Martes 17 de Abril de 2007 Edicion impresa pag. 39 > Deportes
Rio suelto: Muchas piedras, pocas manos

"El derrape final", titulaba su edición de hace tres semanas la revista '7 días', "El Diego que nadie quiere ver: borracho y fuera de sí", lo presentó la conductora televisiva, Viviana Canosa, antes de poner al aire las últimas imágenes de Maradona en esa fiesta que terminó con el '10' internado por tiempo indeterminado.

Otros tantos periodistas y opinadores de (des)interés general se tomaron la molestia de hablar sobre las inconductas de Maradona. ¿Hasta cuándo? se preguntaban, como si el infierno en que se transformó su vida fuera deseado por él.

Hay un modo perverso en cómo muchos medios de comunicación tratan las enfermedades de Maradona. Lo necesitan en un permanente estado de reviente. Siempre al borde del colapso. Porque se trata de ver quién lo encuentra primero en el peor estado. ¿Que ya no aspira cocaína? Entonces una soberana borrachera viene bien. Y ahí está: con la frente herida por un tropiezo, incapaz de hacerse entender ni hacer el mínimo movimiento sin demostrar todo el alcohol que navega en sus venas. ¡El derrape final! Pero ¿cuántos derrapes finales más podrá soportar el hombre?

La peor condena de Diego es su propia vida. Vida de la que ya no se puede librar. Esa que comenzó en el momento en que esa persona decidió filmarlo haciendo malabares con una pelota y escuchaba los tres deseos del niño de Fiorito: jugar en Primera, en la selección y ganar un Mundial. Las drogas vinieron después, pero las cámaras le apuntaron desde mucho antes.

Ya se sabe: como a todos, vivir sólo cuesta vida. Y sobre la de Diego hablan todos. Que no está bien, que ya no estará mejor... Demasiadas piedras y casi ninguna mano. Así es la moral, después de todo.

¿Que la pasó bien en todos estos años? Lo dudo. Aunque muchos parece que sí, el único que está al borde de la muerte es él.

 

JUAN MOCCIARO

jmocciaro@rionegro.com.ar

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