Hay autores que ahondan en la profundidad, por los temas que abordan, o por la manera en que lo hacen. El inglés Nick Hornby entra en otra categoría. Sus libros, que tienen la extraña habilidad de transformarse en un excelente guión de cine, son como esas canciones pop que no por livianas y amenas merecen ser desprestigiadas.
El mundo de Nick Hornby es siempre el de los treintañeros desorientados, perdidos entre la necesidad de crecer y la imposibilidad de hacerlo. Un mundo plagados de canciones que la generación de los treinta y pico conoce de memoria; de pasiones que no encuentran cauce y de mucho humor. Sus libros son siempre un buen remanzo donde encontrar ese humor inglés que bordea la melancolía.
Lamentablemente, la mayoría de sus libros están agotados. En la Argentina, salvo en ferias de usados, es imposible encontrar un ejemplar de "Fiebre en las gradas", y para leer la maravillosa "Alta Fidelidad", que tan bien adaptó al cine Stephen Frears, hay que recurrir a las bibliotecas. En cambio, es improbable que alguien haya podido dar con "Un buen chico".
Sólo sus últimos textos se consiguen. "31 canciones", en la que el autor inglés repasa justamente las 31 canciones que marcaron su vida; "Hablando con el ángel", una serie de relatos de nuevos autores ingleses que él mismo recopiló para recaudar fondos para financiar estudios sobre el autismo (su propio hijo es autista),"Cómo ser buenos", y "En picado", su última novela, que ya está a la venta.
Su literatura es como esas películas románticas que uno disfruta ver una y otra vez, aunque ya sepa cómo empieza, cómo termina, y con quién se queda el protagonista. Lo importante es el mientras tanto que nos regala Hornby (V.B.)