SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los seis artistas plásticos que trabajan en el Centro Cívico desde el jueves por la tarde, comenzaron a pulir sus obras ayer por la mañana, y a la tarde ya estaban casi listas para su posterior exposición en lugares públicos de la ciudad. Una multitud siguió de cerca el trabajo de los creadores en una jornada fresca, pero espléndida y soleada, y en una plaza donde la oferta de productos artesanales se sumó a la artística.

Este octavo Encuentro de Escultores, al igual que los anteriores, no implica una competencia entre los participantes, que incluso consultan y colaboran entre sí cuando tienen dificultades o dudas.

El evento lo auspicia la Subsecretaría de Cultura, y aunque el municipio tiene destinada una retribución para los escultores, la suma es simbólica y más como muestra de agradecimiento que como pago por cuatro días de intenso trabajo y desplazamientos.

El barilochense José Luis Mezquida es el inspirador de estos encuentros, y participó cada año en ellos desde su creación. En esta ocasión talló un Cristo de pie y con túnica sobre un rollizo de casi 3 metros por 60 centímetros, al que no identificó con un

nombre y tuvo que suplementarle las manos en una tarea complementaria.

Además de artista plástico, Gabriel Materín es un técnico ortopedista que estudia dibujo y realiza esculturas y caricaturas. No se decidió todavía por el nombre de su obra, que podría llamarse "mujer que lee", y precisamente se trata de una mujer sentada en cuclillas que mantiene en sus brazos un libro abierto, pero deja espacio para que se siente un niño en su regazo, lo que su creador aspira a que suceda. "Se podría llamar' tía, leeme un cuento', pero es muy largo dijo.

Como siempre, Francisco Acosta denomina su obra "Qui lo sa", pero ya se adivinaba en el rollizo la figura de un dragón u otra temible criatura mitológica poco después de que empuñara su motosierra. Su trabajo es muy característico, y se adivina en las decenas de obras que están expuestas en Villa La Angostura, de donde es oriundo.

El rosarino Fabián Rucco trabajó en una ingeniosa figura, que denominó "sobrepeso", y representa a un hombre echado sobre sus espaldas que soporta o trata de levantar un pesado tronco con sus piernas.

Hernán Roldán compuso la enorme y sonriente caricatura de una rana de pie, calzada con graciosos zapatos, y Rafael Stoppolari recreó un semi-dios de la cultura Maya, el Pacal Votan.