SAN ANTONIO OESTE (ASA)- Menuda sorpresa se llevó el conocido pescador local Miguel "Zorro" Salas cuando navegaba a bordo de un pequeño bote a remo tirando la red costera con la que captura pejerreyes en la ría sanantoniense, y se encontró con un ejemplar juvenil de tortuga marina verde, una especie poco frecuente en estas aguas.
El martes por la tarde, cuando Salas y los suyos sacaban la red del agua vieron un bulto extraño que al dar vuelta la malla resultó ser una tortuga de la especie Chelonia mydas. Rápidamente se comunicó la novedad a los biólogos del Instituto de Biología Marina y Pesquera Almirante Storni, quienes se acercaron al amarradero donde el antiguo pescador deja su bote, denominado justamente "Arbolito de Salas", y se hicieron cargo del animal para su recuperación.
Científicos del centro de investigación determinaron que se trata de una hembra juvenil, de 34 centímetros de largo de caparazón, con un peso de 4.700 gramos, en buen estado de salud aunque un poco débil y posiblemente deshidratada. Se espera que hoy se le pueda colocar una marca identificatoria o "caravana" para poder enviarla nuevamente al agua para que continúe su viaje de regreso a aguas subtropicales y tropicales donde se encuentran sus puntos de nidificación.
Este es el tercer ejemplar que es recogido en la costa de la Bahía San Antonio en los últimos tres años. El primero de ellos fue encontrado en plena ría, frente a Prefectura por unos bañistas que disfrutaban
del lugar. En ese caso fue también una tortuga verde. Al año siguiente se halló en la zona de Villarino otro ejemplar, en esa oportunidad de la especie Caretta caretta, o vulgarmente conocida como tortuga cabezona. Como coincidió con el centenario de la fundación de la ciudad se le puso de nombre Antonia y se la lanzó al mar con marca identificatoria. Comenzó pocos meses después un estudio dirigido por el biólogo Marcelo Gavensky, tendiente a conocer más datos sobre la ecología y conservación de estos animales que suelen esporádicamente aparecer en el golfo.
Por eso, desde aquel segundo hallazgo cada vez que se registra la aparición de una tortuga marina se le realizan mediciones y análisis, además de colocársele la identificación, para conocer de porqué en estos últimos años parecen haber extendido su hábitat hasta aguas más australes.