ALLEN (AA).- "Lo que me pasa a mí es insólito", dice Amalia, con preocupación y gesticulando ampliamente con una de sus manos, mientras con la otra exhibe, increíblemente, la copia de su propia partida de defunción. Es así, no hay error.
Se trata del certificado que confirma su muerte, con fecha 12 de julio del 2000. Allí constan sus datos hasta los más mínimos detalles, y la copia del acta llegó a sus manos expedida, nada más y nada menos, que por el Registro Civil.
¿Cuál es la historia? La de Amalia Raninqueo y su familia, radicada en Allen. "Es una muerta civil", sintetizó, sin rodeos, la fiscal Ana Benito que tomó intervención en el hecho. Es que Amalia, por un posible error, confusión o algún tipo de delito cuestión que la justicia está investigando- fue dada de baja del sistema, de la gran red de datos que rige nuestras vidas. En el Registro Civil, en la Administración Nacional de Seguridad Social, en la obra social, en la justicia electoral, en cualquier parte que ella pregunte, figura como fallecida. La situación puso al límite a Amalia que hoy, y a causa de esta situación, se encuentra en medio de un severo cuadro de depresión provocado "por una pérdida de identidad", según le diagnosticó su médico, que le agrava la dolencia que sufre por dos hernias de disco.
Todo empezó o mejor dicho comenzó a saberse- cuando la mujer, de 62 años, ama de casa y madre de tres hijos, intentó hacer las gestiones para solicitar una jubilación. Un tiempo antes tuvo algunos indicios, aunque no alcanzó a cobrar la verdadera dimensión de lo que realmente sucedía. Así lo cuenta: "un día fui a la farmacia y la chica, que siempre me atendía, se sorprendió cuando le di la orden del Ipross. En ese momento no me dijo nada, ella me conocía, y dijo solamente que había sido dada de baja. No se animó a decirme que figuraba como muerta", explicó Amalia. Pero fue tiempo después, en noviembre del año pasado, cuando se enteró de lo que pasaba. Fue el subgerente de Anses quien le informó que en la base de datos del organismo figuraba como "fallecida genuina" "Ahí comenzó este calvario para mí, y para mi marido que es el que anda para todos lados", agregó Amalia.
El acta de defunción
Por si fuera poco, cuando Amalia se dirigió al Registro Civil en el hospital de Roca a preguntar por su situación, lo que recibió como respuesta fue una copia de su acta de defunción. Increíble."Primero hicimos la denuncia en la policía, para dejar constancia de todo esto. Después fuimos a la justicia federal, pero el juez
se declaró incompetente y todo se pasó al Juzgado (provincial) 6. Fuimos a la fiscalía, nos cansamos de ir a Anses, porque ya se vencía el plazo para tramitar su jubilación, y nos cansamos de ir al Registro Civil, pero hasta ahora nada pasó", explicó su marido, José Marchan.
Desde los últimos años la mujer dejó de aparecer en los padrones, y ya ni siquiera tiene derecho a votar. La familia allense cree que no se trata de un error y, no descartan que esto pudiera estar ligado a una herencia, aún irresuelta, de un lejano pariente. "No sabemos qué pensar, dinero no tenemos, pero tratando de hacer memoria e imaginar, nos pusimos a pensar que puede haber algún interés por las tierras que tenía mi tatarabuelo, el cacique Andrés Raninqueo, en Azul, provincia de Buenos Aires", comentaron.
Lo cierto es que la realidad de Amalia cambió de un día para el otro y lo único que ella hoy espera es que todo vuelva a ser como antes. "Me siento muy mal, desprotegida. No estoy en ningún lado, no aparezco por ninguna parte, y hasta tengo el acta de defunción en mis manos. Ahí aparece mi nombre y una resolución posterior que ratifica que soy yo, poniendo más datos sobre mí y mi padre. No sé qué pensar... Lo que estoy segura es que no es un error ni una confusión. Después que pasó todo esto me llamaron del Registro Civil, en Roca, para tomarme nuevamente las huellas, los datos para hacer el reclamo, y al mes siguiente me llaman porque habían perdido todo... Es muy raro y a mí nadie me da una solución".
