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Jueves 05 de Abril de 2007
 
Edicion impresa pag. 20 y 21 >
El ministro de Economía

Ser economista en la Argentina, dada la cultura facilista instalada en la sociedad, y específicamente en la dirigencia política, sin duda que resulta una tarea sumamente difícil. Basta con ver la aversión y hostilidad hacia esa profesión que en cada discurso muestra el presidente Néstor Kirchner.

Por las mismas razones, resulta más complicado aún pretender ejercer de economista, de manera intelectualmente honesta, en funciones de gobierno. Y si no, que lo diga Gerardo Otero, el hasta hace poco tiempo ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, que decidió renunciar al cargo luego de que su gobierno resolviera otorgar aumentos salariales a los docentes, que claramente superaban las posibilidades de financiamiento de la provincia.

Para colmo, los que más indujeron y presionaron por la suba fueron funcionarios de la Nación que, paradójicamente, hoy no tiene maestros. Todo un disparate.

No obstante, la cuestión no es para sorprenderse y, seguramente, no sorprendió al renunciado. Porque en nuestro país, el ministro de Economía, se trate de la Nación o de alguna provincia, siempre se va. El tema es si lo hace digna o indignamente.

Podría decirse que los casos de los que tuvieron que irse por incapacidad son los menos. Lo normal en la Argentina es que se vaya: 1) porque es el fusible ante una debacle económica; 2) porque es molesto a las intenciones del poder político, y entonces lo van o 3) Porque no acepta tragarse un sapo demasiado grande y renuncia. Sólo este último caso constituye una salida digna. Y fue la que eligió Otero.

A esta altura del partido, los potenciales ministros de Economía ya deberían tener en claro que si el dueño del circo no está convencido de lo que hay que hacer, y de lo que se puede y no se puede hacer en términos económicos, más vale entonces dejar pasar la oportunidad de ejercer la función de ministro. ¿O alguien conoce un caso de final feliz en la Argentina, digamos, en los últimos 50 años? Con final feliz quiero significar: tarea efectivamente cumplida y a la casa.

 

Despertar de un gigante dormido

 

Una segunda cuestión que ha dejado al descubierto la renuncia mencionada es el despertar de un gigante dormido: el déficit fiscal. Gerardo Otero no pudo ser más explícito: "La provincia está más cerca de los patacones que del superávit".

Justo es decir que, por el momento, el gigante sólo ha despertado en Buenos Aires. Pero, teniendo en cuenta la repetida experiencia argentina, lo más probable es que comience a propagarse a través de los siguientes factores:

1) Las demandas salariales de los docentes se ha extendido a casi todas las provincias. En la gran mayoría de ellas, dichas demandas exceden los recursos disponibles, por lo cual no sería extraño que estos conflictos se resuelvan como se hizo en el caso de Buenos Aires. Es decir, se otorguen los aumentos, aunque la plata no esté.

2) La cuestión no va a terminar allí. El resto de los empleados públicos va a pugnar por conseguir aumentos similares a los docentes, lo cual implicará más conflictos que seguramente se "resolverán" de la misma manera.

3) Finalmente, para no llegar con salarios caídos a la fecha de elecciones, es altamente probable que la Nación tenga que asistir a las provincias con lo último disponible: el superávit que le proporcionan los extraordinarios recursos no coparticipables provenientes de las retenciones a las exportaciones y el impuesto a los débitos y créditos bancarios.

4) Si a ello le sumamos un proceso inflacionario que se acelera y un mayor gasto público en general, por ser año de elecciones (subsidios, jubilaciones otorgadas sin los aportes correspondientes, etc.), no sería extraño que en el mediano o largo plazo el superávit mencionado resulte insuficiente.

Lo descrito es sólo un escenario posible. Como mencionaba antes, se apoya en la experiencia argentina al respecto, caracterizada por una gran inercia en el proceso de propagación. Esperemos que los que manejan la cosa pública sepan y puedan pararlo.

 

ROLANDO CITARELLA (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Economista.

 
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