El inicio de la Semana Santa generó ayer un agravamiento de la crisis aérea que se registra en la Argentina, y que, como ya es costumbre, afecta a quienes tienen la posición más débil en este esquema: los pasajeros.

Los pilotos salieron ayer a contradecir una reglamentación del gobierno con la que se pretende acelerar la salida de vuelos. Despegan cada diez minutos y la Rosada quiere que lo hagan ahora cada cinco. Buscan así cubrir la demanda desbordada que origina el fenómeno de los viajes en Semana Santa. Los pilotos se niegan a operar con el nuevo esquema. Consideran que ante la mayor presión y los problemas con los radares, se incrementa notablemente el riesgo de accidentes. Es por eso que personal aeronáutico dejó latente anoche un paro de actividades por falta de seguridad.

La Asociación de Personal Aeronáutico (APA) levantó una huelga que había anunciado para hoy con el objetivo de protestar frente a las "agresiones" que sufrieron trabajadores del sector por parte de usuarios enojados por las demoras en los vuelos.

La decisión fue adoptada tras una conciliación obligatoria dispuesta por el Ministerio de Trabajo, aunque el secretario general adjunto de APA, Rafael Mella, aclaró que serán "retirados" de los mostradores y de la atención al público "todos los trabajadores" si se llega a producir un hecho de violencia contra algún empleado.

El gremio del personal de tierra se declaró en pie de guerra por las consecuencias de las demoras, horas después de que representaciones de pilotos anunciaron que no respetarían la organización dispuesta por el Ministerio de Defensa para aterrizajes y despegues.

Si bien el organismo que conduce Nilda Garré había ordenado que se respete una separación de 5 minutos entre los vuelos, la Asociación de Pilotos (APLA) y la Unión de Aviadores (UALA), aconsejaron a sus afiliados mantener la distancia de 10 minutos para evitar riesgos.

Así lo informaron los titulares de ambas entidades, Jorge Pérez Tamayo y Diego Serra, respectivamente, quienes cuestionaron la medida acordada por la Fuerza Aérea, los controladores y las empresas.

Sin embargo, el comandante de regiones aéreas, brigadier José Alvarez, aseguró que "la seguridad está totalmente garantizada" para los vuelos, pero reconoció que pueden producirse demoras al persistir el sistema de control "manual".

Alvarez destacó que el achique entre aterrizajes y despegues será "flexible", y podrá ampliarse hasta los diez minutos según se superpongan o no las rutas que sigan los distintos aviones y en los horarios de mayor tráfico. No obstante, Pérez Tamayo consideró que "es un locura lo que está pasando: el radar sigue fuera de servicio y decidieron bajar los tiempos de diez a cinco minutos".

Serra reclamó que "se cumplan los estatutos de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), que dicen que cuando se opera en forma manual la separación mínima tiene que ser de 7 u 8 minutos".

"La Fuerza Aérea, los controladores y las empresas establecieron (para Semana Santa) una separación de cinco minutos. Pero si se opera en forma manual, no la vamos a aceptar", indicó.

En el otro conflicto, APA había anunciado el cese de actividades para los empleados de mostradores, de carga y de atención al público, frente a "las repetidas agresiones y violencia física de los pasajeros".

Según Llano, "ni la empresa Aerolíneas ni la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) ni las autoridades de aplicación están garantizando la seguridad laboral de los trabajadores que, frente a las constantes demoras de vuelos, son los que reciben las agresiones del usuario como si eso fuera un derecho adquirido a partir de la compra del pasaje". (DyN)