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Jueves 05 de Abril de 2007
 
Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
MEDIO MUNDO: Oscuridad

Cierro los ojos y un espejismo cruza la oscuridad que no es oscuridad sino el paisaje fragmentario de otro mundo.

Detrás del espejo que ocultan los párpados se esconden todas las verdades. Intuyo, o más bien creo de un modo un poco religioso, que no poseemos sólo una existencia, esta desde la cual ahora salen mis palabras. No y no. Hay más vidas de las cuales somos protagonistas y testigos responsables pero tenemos conciencia de una cada vez.

Cuando entramos en el sueño infinito de la madrugada o nos despertamos para ir a trabajar comenzamos esa vida paralela de la cual nada sabemos. Es probable que mientras en una de ellas festejamos la navidad, en la otra nos encontremos estudiando o cortando leña en medio de un bosque. En la primera (si es que podemos asegurar que se hayan numeradas) representaremos unos felices recién casados, y en la décima, tal vez soportemos una extenuante depresión.

¿En qué me baso para sostener tales ideas? Bueno, ya alguien debe haber escrito al respecto y yo apenas si lo he repetido. El amigo Borges, sin ir más lejos, alguna vez mantuvo un diálogo consigo mismo. Diálogo brillante entre un joven y un anciano Jorge Luís.

Sin embargo, en lo que a materia personal se refiere, diría que me ocurre lo siguiente: cuando permanezco en la oscuridad o pongo mi mano frente al sol, descubro imágenes que no deberían estar ahí. Y no sé si me explico o soy lo suficientemente claro. A ver, son como retazos de una alternativa diferente. Fragmentos de un rompecabezas extraño e incomprensible. Una película cuyos fotogramas han sido recortados y reordenados de un modo caótico.

Hay un poema de Alejandro Jodorovsky -cineasta, escritor, poeta, psicomago, personalidad luminosa, sacerdote en el casamiento de Marilyn Manson-, que si mal no recuerdo dice: "el que escribe esto no soy yo". O algo muy parecido. Bueno, de eso se trata el asunto.

Tal vez, y es una probabilidad borgeana, por supuesto, somos el sueño de alguien más que a su vez es soñado por otro. O, quien dice, seamos un mismo espíritu conectado a través de las energías de sus experiencias. De ese modo, cada ser humano es propietario de las vivencias de los demás. Ninguno puede realmente apartarse del conjunto puesto que aun la alternativa de vivir apartado del mundo se encuadra en el marco de cuales quiera que sean las decisiones e indecisiones colectivas.

Me figuro a la humanidad también como un enorme cuerpo, una estela brillante y ancha, semejante a la cola de un cometa. Un rayo luminoso que atraviesa de punta a punta el infinito.

El día que cierro mis ojos y con mis dedos presiono levemente mis párpados voy detrás de un mínimo símbolo, de una pizca del universo del que no conservo razón. Al menos siento que existe. Que late. Que soy una estrella, y una roca perdida en el cosmos, y un hombre herido, y un niño abrazado a sus juguetes, y una mujer embarazada, y un anciano, y un animal que duerme en un planeta distante, y un dios, y un mito. Incluso, nada de nada.

 

CLAUDIO ANDRADE

viejolector@yahoo.com

 
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