La muerte cerebral del maestro herido ayer por un policía agudizó esta noche la crisis política en Neuquén, donde el gobernador Jorge Sobisch debió afrontar manifestaciones en su contra y el repudio de los gremios docentes y dirigentes políticos. Las protestas se sucedieron durante toda la jornada, hasta desembocar en una "vigilia" de maestros frente al hospital Castro Rendón, donde a las 18 se le diagnosticó "muerte cerebral" al docente Carlos Fuentealba, de 41 años.
Las manifestaciones tuvieron su epicentro más temprano en la Casa de Gobierno neuquina, que permaneció bloqueada por centenares de docentes y estatales que exigieron la renuncia de "todos los responsables" de la agresión sufrida por Fuentealba. Los docentes rodearon la sede del Ejecutivo e impidieron todos los ingresos y egresos, inclusive del gobernador, luego de que Sobisch asumiera en conferencia de prensa que dio la orden de impedir el corte de la ruta, pero se desligó del ataque al docente.
La aguda crisis política que atraviesa la provincia tuvo repercusiones nacionales, ya que el gremio docente de CTERA ratificó en Casa Rosada un paro en todo el país para el lunes, un local de Sobisch en el centro porteño fue incendiado por el grupo Quebracho, y el presidente Néstor Kirchner interrumpió su descanso en El Calafate para mantenerse informado sobre la marcha de la situación en esa provincia patagónica.
Los médicos que trataron al maestro en el hospital Castro Rendón indicaron que a las 18 se registró la "muerte cerebral" del docente, tras lo cual "no se pudo hacer nada más por el paciente y se procederá a las 23 a la desconexión del respirador". La salud del profesor había empeorado hoy y personal especializado había "hablado con la familia" sobre la eventual donación de sus órganos, informó Sergio Homann, del Hospital de Neuquén.
Así terminó el maestro luego de recibir en la cabeza un disparo de gas lacrimógeno, a sólo dos metros de distancia, por parte de un efectivo policial no identificado hasta esta noche que había sido asignado en el operativo para despejar una ruta provincial cortada por docentes que exigían aumento.
El titular de CTERA, Hugo Yasky, se reunió esta tarde con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, en la Casa Rosada, donde ratificó el paro nacional y movilizaciones en el centro porteño para el lunes y reclamó medidas preventivas para garantizar la seguridad. "Nuestro límite fue, es y será siempre la muerte. Y eso es lo que nos hizo parar y movilizarnos cada vez que un compañero o compañera fue asesinado", explicaron hoy los dirigentes del gremio educativo, que fue acompañado por organizaciones sociales, políticas, gremiales y de defensa de derechos humanos.
El impacto nacional de la crisis y la muerte de Fuentealba debilitaron políticamente a Sobisch, quien recibió la renuncia de todo su gabinete y debió pugnar durante varias horas para salir de la Casa de Gobierno por la manifestación docente que rodeó la sede provincial. Algunas fuentes dejaron trascender que el mandatario debió salir, en medio de un nuevo acto represivo, disfrazado de policía, hacia un destino desconocido. Ese fue el final de una jornada en la que trató de explicar su actuación frente a los episodios de la víspera, pero sin lograr encauzar su provincia, que quedó virtualmente paralizada y con puentes, calles y rutas cortadas.
Sobisch asumió que fue él quien dio la orden de evitar que los docentes hicieran un corte de ruta y argumentó que dio "precisas instrucciones" para evitar un supuesto "mal mayor" que podría representar disputas entre los manifestantes y vecinos. Sin embargo, trató de desligarse de la agresión, al decir que "no es responsable del desborde" de una policía que todavía no está identificado, aunque está en un grupo de "entre tres y cuatro" uniformados que participaron del operativo. "Al culpable le va a caer todo el peso de la ley", prometió Sobisch, mientras los docentes en la calle apuntaban contra él y llegaban a pedir su "renuncia" por la responsabilidad política que habría tenido sobre el trágico operativo.