Sobisch lo hizo. El gobernador jugó con las fechas electorales hasta el clímax de una resolución, que no por previsible deja de ser sorprendente. Los partidos "K" adivinaban desde hace tiempo un adelantamiento, pero el apurado 3 de junio les tritura el margen para cuajar negociaciones por las listas. En algunas de esas fuerzas ya se escuchan crujidos.

Para elecciones ordinarias, la Carta Orgánica de San Martín de los Andes manda a votar en la misma fecha que en la provincia. Así, los cargos a concejales e intendente se dirimirán también el 3 de junio.

Lo dicho: la "movida" lima chances a los potenciales socios de una coalición para enfrentar por la intendencia a Luz Sapag; la senadora del MPN que -dicen- mide bien en todas las encuestas; las propias y las ajenas.

El adelantamiento comprometerá el pretendido arrastre que supone la figura de los Kirchner, y no porque quien tenga en alta estima al matrimonio "K" deje de apreciarlo si vota antes de los comicios nacionales.

Pero al concentrarse la elección en cargos locales y provinciales, disminuirá el efecto de las menciones de pertenencia al tándem "pingüino". Los Kirchner no estarán en las boletas aunque estén en los afiches... Pero incluso esa desventaja podría remontarse con una palpable consolidación de las fuerzas "K", todo lo cual conduce al segundo problema: la Concertación está lejos aún de ser consistente.

La coalición fue de avanzada en San Martín, donde logró sentar reales antes que en la provincia. Aquí le dio la victoria al peronista Carro en 2003. Pero los vientos no soplan con la misma intensidad.

El Frente Grande está tironeado. A nivel provincial rehuye trato con el radical Quiroga, pero otorga libertad de acción a las instancias locales. Esa ambigua actitud, empero, incomoda a la principal "espada" del partido en San Martín, la concejal Ramírez Tobío, que aspira a una banca provincial. De ir en una lista legislativa, se le dificultaría hacer campaña con la misma coalición local en la que supo hacer crecer su sustento político, pero donde ahora se levantará la figura del intendente capitalino a la gobernación. Y eso aunque, en reserva, Quiroga no le disgusta. De momento, nada es seguro en el frentismo.

El PJ también la tiene difícil, porque se complica su estrategia para enfrentar a un MPN envalentonado en San Martín, por el amplio triunfo de Luz Sapag en la última interna, al punto que ni siquiera tendrá que negociar la minoría en su lista al Deliberante.

El peronista Carnaghi, dispuesto a suceder a Carro, pone buena parte de sus fichas en terminar de atar la concertación, incorporando nuevos partidos. Pero hace apenas unas horas, urgido por el anticipo de la fecha electoral, acusó el primer revés cuando la UNE rechazó un convite para aceptar su candidatura a la intendencia y bajar la de Salvador Vellido, a cambio del primer lugar en una lista común al Concejo Deliberante.

Vellido sigue avante -a pesar de sus migrañas por conformar eclécticos apoyos-, con el objetivo de construir un nuevo espacio. Junto a Vellido está Libres del Sur, grupo con gimnasia política que asegura trabajo electoral militante. No es poco en tiempos de apatía. Carnaghi lo sabe, de modo que el actual secretario de Gobierno no abandonará el esfuerzo por multiplicar las fuerzas "K". No hay que descartar novedades, aún.

Otra consecuencia del adelantamiento será visible desde el 4 de junio. Son los seis meses de transición, que dejarán a un gobierno en ejercicio y a un gobierno electo hipersensible a todo cuanto crea que pueda hipotecarle la futura gestión.

FERNANDO BRAVO

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