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Domingo 01 de Abril de 2007
 
Edicion impresa pag. 51 > Cultura y Espectaculos
LA PEÑA: No es una tradición

Me preguntaban si la Semana Santa es una fiesta de la tradición. Y visto como nosotros concebimos las tradiciones la respuesta es no, o si forma parte de las tradiciones lo es sólo de una franja de la sociedad. En todo caso es una celebración que se convierte en un motivo de descanso, un motivo para juntarse, para comer diferente aunque muchos no sepan por qué, pero es un tiempo en el que poco se habla de religión, cuando en realidad es el motivo original de la Semana Santa.

Si lo vemos desde este costado, para mi no forma parte de las fiestas tradicionales, y ni siquiera de las fiestas, porque para los católicos es una celebración religiosa más que una fiesta, es ni más ni menos que la resurrección de Jesús.

Pero no es de eso que voy a hablar, sino de todo lo que rodea a esta celebración que por feriado, por días no laborales, por influencias comerciales, terminan aglutinando a católicos y no católicos, porque todos dejan de trabajar el viernes santo, porque aunque coman carne, hacen de la fecha un motivo para estar en familia y hasta para las minivacaciones.

Y no me meto en el costado religioso porque en realidad es dividir las aguas y uno no escribe sólo para los católicos, sino para un espectro muy amplio de lectores que viven en un mismo país y que piensan diferente.

Para muchos la Semana Santa se convierte en el debate sobre qué se come, si atún, pescado, carne, si empanadas de vigilia, si nos juntamos en la casa de uno u otro y dígame con la mano en el corazón, si a la hora de juntarse alguien habla de la resurrección de Jesús. Nadie, o casi nadie, porque ocurre lo que decíamos, se come según el bolsillo, según una sucesión de tradiciones familiares, porque nuestros padres hacían lo mismo y nosotros lo transmitimos a nuestros hijos, pero no porque en realidad nos detengamos un minuto a pensar en Jesús.

Un colega me preguntó casi al pasar "¿qué día es el que no se come carne?". El viernes le dije, pero tanto la pregunta como la respuesta desnudan que en realidad nos preocupa más qué vamos a comer y no la celebración en sí misma.

La Semana Santa, precisamente el viernes santo, son tiempos de reflexión, como dice la misma iglesia, no tomados como tales por la mayoría, pero convertidos en un muestrario de cuestiones comerciales más que religiosas, porque nos ofrecen desde los huevos de pascua hasta los conejos, desde los chocolates más europeos hasta los productos de mar más desconocidos. Porque comer pescado en zona de peces es una cosa y comer pecado a miles de kilómetros del mar es otra y en este caso parece ser lo mismo en un lado que en lo otro, porque la razón de la celebración termina desvirtuándose y convirtiéndose en un fin de semana largo. Quiero decir que las distancias, las costumbres, las tradiciones de cada lugar terminan postergadas este día en pos de un ayuno casi forzado para muchos, sentido para unos pocos, que busca mantener viva una celebración religiosa muy respetable, pero ni siquiera practicada por muchos.

No creo que se sea mejor o peor persona, más o menos católico, más o menos respetuoso por comer o dejar de comer carne, más bien me quedo con la explicación de un sacerdote que nos dijo que en realidad el gran deseo de Jesús era que la gente coma.

La Semana Santa no forma parte de las fiestas de la tradición, es una celebración religiosa a la que el tiempo, las costumbres y lo comercial le fueron agregando cosas.

 

JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

 
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