Ivan Ljubicic agachó la cabeza y se encaminó rumbo a la red. El estadio estaba en éxtasis. Del otro lado lo esperaba el gladiador, el de las piernas incansables y el corazón enorme. Guillermo Cañas lo volvía a hacer, y Miami se rendía a sus pies.

Vaya si liberaron a 'Willy'. El argentino no sólo avanzó a la final del segundo Master Series '07, luego de dejar en el camino al croata (7-5 y 6-2), sino que además se metió en la historia grande de este MS al ser el primer tenista en arribar al último partido llegando nada menos que de la qualy. Mañana irá por toda la gloria ante el joven serbio Novak Djokovic.

Cañas no sólo es un gladiador, sino que además se transformó en una suerte de 'vengador'. Es que Ljubicic llegaba con buenos antecedentes inmediatos ante argentinos: victoria en cuarta ronda de Indian Wells ante David Nalbandian y replay, en cuartos de final, frente a Chela en Miami.

Claro, esta vez el calvo que saca con un misil se topó ante un jugador con el ánimo por las nubes y una personalidad indestructible. Luego, su fastidio se notó en las declaraciones (ver Frases). El triunfo de 'Willy' también rompió un maleficio: es que dos años pasaron desde que un argentino había llegado por última vez a la final de un MS (Guillermo Coria, Roma 2005).

El de Tapiales logró volver a una instancia final tras cinco años, cuando conquistó en el 2002 el Abierto de Canadá.

El estadio estuvo de su lado. Algo que no sorprende, por pasado y presente de un Cañas que ya está visto como el nuevo líder de la Legión argenta. Los 94 minutos que disputó con Ljubicic desnudaron el tezón y el esfuerzo de un jugador corajudo, pleno y sacrificado.

El primer set fue una especie de partido de ajedrez. Claro, cuando los dos lograron soltarse, brindaron un espectáculo de luces altas. Ljubicic llegaba con los pergaminos de un sacador temible, pero 'Willy' demostró lo bien que ha pulido este arma en el último tiempo.

El croata sentía la presencia avasallante de Cañas, y se veía incómodo. Así y todo llegaron a estar 5-5, cuando el argentino le pegó un volantazo al partido: quebró el saque con uno de los mejores tantos del juego (le pegó de espalda y entró en la paralela del croata) y se encaminó a un triunfo que terminó siendo más sencillo de lo esperado. Así, con un par de derechas fulminantes, clavó el 7-5 definitivo.

Fue un golpe clave, casi maestro. Ya no había dudas, había un solo dueño del partido.

Ljubicic intentó asimilar el impacto y el segundo set llego hasta el 2-2, cuando Cañas volvió a demostrar su grandeza. Le arrebató el saque al calvo croata y se encaminó a una victoria que ya sabía en sus manos. Mantuvo sus servicios, volvió a quebrar para colocarse 5-2 y así llegó el final, con todo el estadio ovacionando al gladiador argentino, a ese que resucitó de las cenizas y que mañana buscará la final definitiva.

Sí, Cañas vive un sueño. Venció a Federer, ahora a Ljubicic y en su "caprichoso" camino hará hasta lo imposible por no despertar.