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Viernes 30 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 24 y 25 >
Un cambio de mirada para el mismo reclamo

Malvinas constituye una profunda marca de identidad en el imaginario colectivo y ha sido uno de los temas de mayor importancia en el orden interno y en nuestra política exterior desde el mismo inicio de la vida independiente de las Provincias Unidas del Río de La Plata.

Desde 1766, año en que fue nombrado el primer gobernador hasta la invasión británica de 1833, en virtud del principio de sucesión de Estados, nuestro país ejerció su soberanía sobre las islas con actos concretos de demostración de ocupación efectiva.

La cuestión Malvinas engloba toda una historia y en ella, el enfrentamiento armado resulta tal vez el capítulo más doloroso. Sin embargo, la variable que se mantiene constante es el hecho de que todos los gobiernos democráticos reclamaron con nitidez lo que, por fundamentos jurídicos, hechos históricos y escandalosas evidencias geográficas, es propio. Este reclamo se realiza de modo sistemático en todos los ámbitos establecidos y destaca la necesidad de que la Argentina y Gran Bretaña se sienten a dialogar la cuestión de la soberanía, tal como lo establece la resolución Nº 2.065 de Naciones Unidas. Pero, como se sabe, el diálogo siempre es de a dos, si una de las partes se ausenta se torna monólogo.

Con este espíritu, y con el voto unánime de los legisladores de todos los bloques políticos de la Cámara de Diputados, se creó el "Observatorio Parlamentario Cuestión Malvinas", una iniciativa política y académica que reúne a representantes del oficialismo y del arco opositor y a un grupo destacado de intelectuales, que busca generar un espacio de reflexión sobre los múltiples aspectos que incluye esta temática. Se busca abordar con imaginación y con prudencia la cuestión Malvinas.

Por ello, el Observatorio Parlamentario Cuestión Malvinas es un espacio de encuentro entre el mundo de la política y el académico, combinando los puntos de vista puramente especulativos con la mirada y el accionar de los hombres y las mujeres que conforman el Poder Legislativo nacional. La iniciativa, despojada de todo prejuicio, avanzó.

El primer indicio estuvo el 15 de junio, cuando junto al canciller Jorge Taiana ocupó, en representación del Congreso, la banca que la Argentina tiene en la Reunión Anual del Comité de Descolonización de Naciones Unidas tras cuatro años de ausencia en ese espacio.

Posteriormente, se recibió en la Cámara de Diputados a una delegación de parlamentarios que representaban la totalidad del arco político británico.

En esa visita, la cuestión de la soberanía estuvo presente. Como contrapartida de ese encuentro, me tocó visitar el Parlamento inglés y reiniciar un camino nuevo, basado en una práctica antigua: la diplomacia parlamentaria.

Las consecuencias de ese camino no se hicieron esperar. Lord Faulkner de Worcester reconocía, en una presentación en la Cámara de los Lores, que "antes de llegar al Congreso el primer día de nuestra visita, sabíamos que las discusiones con la Comisión de Relaciones Exteriores y su recientemente creado Observatorio Malvinas podían derivar en una situación incómoda.

Por el contrario, sentimos que dentro del Congreso existía el deseo real de, al menos, iniciar un diálogo a nivel parlamentario con nuestras dos Cámaras".

La diplomacia parlamentaria nos llevó a generar acuerdos con la República Popular China a finales del año pasado y con la República Islámica de Pakistán en el 2007.

En ambos casos los países ratifican su apoyo a que "la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte reanuden un diálogo constructivo y trabajen para encontrar una pronta solución justa y pacífica a la disputa de soberanía sobre la "Cuestión Malvinas", de conformidad con el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones pertinentes de la Asamblea General y del Comité Especial de Descolonización".

Los 25 años del conflicto armado reavivan un sinfín de interrogantes que realzan el carácter polisémico de la palabra "Malvinas": ¿qué se asocia en la mente de alguien que la escucha? ¿Depende de su edad, de su ideología, de su nacionalidad, de su educación? ¿Qué decimos cuando decimos Malvinas? ¿Qué imágenes vienen a nuestra mente? ¿Qué quiere decir Malvinas para nosotros, coetáneos de la guerra? Y, sobre todo, ¿qué querrá decir Malvinas para nuestros hijos? (DyN)

 

 

JORGE ARGÜELLO (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados.

 
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