Parece que los clientes de las boutiques de moda de Nueva York tienen nuevos asesores: los espejos parlantes.
Los espejos que hablan, como los de los cuentos de hadas, se convirtieron, al menos durante unos días, en uno de los elementos de mobiliario estrella en las tiendas que albergan las últimas tendencias en moda.
Es el caso de uno de los grandes almacenes de las calles de Manhattan, Bloomingdale's, que ha puesto a sus clientas en el lugar de la madrastra de "Blancanieves".
Aunque no se trata de averiguar quién es la más bella del reino, parece que los espejos sí pueden decir si las prendas que los clientes se estaban probando responden a las directrices de la moda actual.
El espejo en cuestión, que ha sido diseñado por la compañía informática norteamericana Icon Nicholson, no es mágico, sino que consigue la interacción con el cliente gracias a un sistema de video e internet.
Una cámara instalada en el trasfondo del espejo registra imágenes del usuario probándose la ropa que se transmiten a una página electrónica, donde se pueden visualizar desde cualquier punto del planeta con una autorización previa.