SANTIAGO DE CHILE (Télam/ dpa) - La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, concretó ayer su segundo cambio de gabinete en poco más de un año de gobierno, en el intento por lograr cohesión interna y frenar la crisis política dentro de la alianza gobernante, aunque no logró aplacar del todo las protestas sociales y las críticas políticas que motivaron la salida de los titulares de Presidencia, Justicia, Defensa y Transportes.

Bachelet puso ayer en funciones a un nuevo ministro de Transportes, el democristiano René Cortázar, quien tendrá la difícil misión de revertir el fracaso del flamante sistema de transporte de pasajeros santiaguino, el Transantiago, desencadenante de la poda ministerial y de la irritación popular, que de la capital se desparramó al resto del país.

"Aquí las cosas no se han hecho bien", tuvo que reconocer la mandataria al justificar la destitución de cuatro ministros, en medio de acusaciones de la oposición y sectores del oficialismo de falta de liderazgo, y jaqueada por las protestas callejeras que provocó el caos del Transantiago.

Además creó el nuevo ministerio de Medio Ambiente y volvió a dar rango ministerial Energía, hasta el lunes subsumido en Minería. Asumieron Ana Lya Uriarte y Marcelo Tokman, técnicos de la nueva generación en el poder. Señal de esa debilidad fue la salida de su mano derecha, la hasta ayer poderosa ministra de la Presidencia, Paulina Veloso, encargada de la agenda legislativa del Ejecutivo. Será reemplazada por el ex senador socialista José Viera Gallo, quien hasta ayer trabajaba junto al equipo del ex presidente Lagos, quien aspira a volver a La Moneda en 2009.

También fueron destituidos la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, cuyo hijo está procesado por robo; el ministro de Justicia, Isidro Solís, y el titular de Transportes, Sergio Espejo.

Los reemplazarán José Goñi, Carlos Maldonado y René Cortazar, respectivamente.

Si bien el cambio más reclamado fue la destitución en Transporte del democristiano Sergio Espejo, el reemplazo en Justicia, donde Carlos Maldonado, del Partido Radical Social Demócrata (PRSD), reemplazó a su correligionario Isidro Solís, fue el más traumático para la Concertación.

Crujidos internos

Antes de la ceremonia, Solís acusó a la Democracia Cristiana de fogonear los cambios en el gabinete porque para esta fuerza "no era aceptable que el costo de la actual crisis la pagara un sólo partido, que tenían que asumirlo todas las tiendas de la Concertación".

"Nunca la DC ha pedido la renuncia de determinados ministros. Lo que se ha pedido es que no sólo el ministro de Transporte asuma las responsabilidades", respondió la presidenta de esa fuerza, Soledad Alvear, quien instó a la Concertación a "hacer un golpe de timón a la política" para así hacerle "un bien a Chile", con un lenguaje "no tan confrontacional y no tan destructivo".

La oposición de derecha valoró las disculpas públicas y en cadena nacional que Bachelet hizo por los errores en la gestión de su gobierno, pero criticó la profundidad del ajuste, como advirtió el presidente de la Unión Demócrata Independiente, el senador Hernán Larraín.

La presidenta, que ha debido enfrentar más de 120 protestas contra el caótico plan vial en las últimas seis semanas, agradeció la lealtad de quienes aceptaron estar a su lado y les advirtió que la gente y el país "esperan mucho" de ellos.En las calles, centenas de estudiantes y deudores hipotecarios interrumpieron el tránsito en Santiago.

La crisis, que amenaza con afectar las elecciones municipales de 2008, comenzó el 9 de febrero pasado. En esa fecha, Bachelet instaló un nuevo modelo de transporte público que modificó los recorridos, cambió las empresas operadoras e instauró un sistema de cobro electrónico.

Múltiples problemas de operación e infraestructura colapsaron el servicio. Cinco millones de capitalinos quedaron sin cobertura vial o cuadruplicaron sus tiempos de traslado hacia sus trabajos y centros de estudios.

La crisis, que derrumbó en 12 puntos la popularidad de Bachelet en sólo tres semanas, obligó a la presidenta a renunciar a su política de paridad de género en sus nombramientos.

Los hombres nuevamente son mayoría en el gabinete. Trece contra nueve. Diversos líderes de su coalición y la oposición le habían pedido que pusiera a los mejores, independiente de su sexo.