Guillermo Cañas dio una lección, convirtió un simple partido en proeza y humanizó a un Dios del tenis. "Willy" se metió en las retinas del mundo y tomó forma de mito en el Master Series de Miami. Jugó como un grande y Roger Federer fue su víctima, por segunda vez en 16 días.
Este duelo quedará en las páginas doradas del tenis argentino. El 7-6 (7-2), 2-6 y 7-6 (7-5) final con el que Cañas accedió a los cuartos de final, se convirtió en una de las hazañas de este argentino que llegó al segundo MS del año proveniente de la qualy. El de Tapiales ostenta un 3-1 favorable sobre el suizo que, como nunca, se mostró de carne, huesos y nervios. Ahora se medirá con el español Tommy Robredo.
Cañas no festejó como se esperaba. Mesura y puño apretado, la síntesis mente-cuerpo de un gladiador que hace unos meses sólo mostraba su rostro en los diarios para pedir "justicia" ante un doping que le había hurtado el alma.
Este 'Willy' resucitado está empecinado en aleccionar el mundo. Ayer, el ace del final con el que selló un partido agresivo y ciclotímico puede convertirse en la llave que le abra puertas impensadas, quizá la más deseada: la entrada a los top ten. Tema de las próximas semanas.
Fueron dos horas y 40 minutos de juego furibundo, músculos tensionados al máximo y clima adrenalítico. Federer siempre mostró su incomodidad para vérselas con un Cañas feroz y atrevido, un jugador envasado en un físico privilegiado. Si el circuito fuese la bolsa de valores, las piernas de 'Willy' serían las más cotizadas del momento.
"No estoy acostumbrado a perder", confesó el gran Roger después de su segunda derrota en 16 días. Quizá eso lo llevó a indigestarse con esta nueva derrota. Porque el suizo se vio superado en varios momentos, algo que lo sacó de sus cabales. Algo que aprovechó 'Willy' al dedillo.
En el primer set consiguió quebrar en el tercer game y mantuvo la diferencia hasta el 5-4. El europeo recuperó sus brillantes ángulos y así llegaron al tie break, que se llevó la 'fiera' de Tapiales con personalidad, rapidez física y un par de derechas de antología. También con la ayuda de un Federer llamativamente errático, que sumó en todo el juego nada menos que 55 fallas no forzadas.
Pero el suizo volvió a ser el témpano de costumbre y comenzó a dibujar reveses precisos y profundos. 'Willy' entró en un cono de dudas, y dos quiebres le permitieron el número uno llevarse el parcial por un claro 6-2. La bestia despertaba, al menos eso parecía.
¿Se esperaba un final emotivo? La mayoría no, porque sólo recordaron el currículum de Federer y olvidaron al gladiador Cañas. Y 'Willy' volvió a aleccionar al mundo. La hazaña tomó forma porque el número 55 del mundo perdía 1-3, pero, caprichosa, su garra volvió a florecer para llegar a un tie break apoteótico, donde se invirtieron los papeles. Como en Toronto (2002) y hace unos días en Indian Wells, Cañas hizo valer su paternidad sobre Federer.