BUENOS AIRES (ABA) .  El escritor e investigador, Uki Goñi, afirmó ayer que el juicio que acaba de ganarle al criminal de guerra nazi, Eric Priebke, representa un "duro golpe para quienes en Bariloche y en Italia, siguen creyendo en quien fuera capitán de las SS".

La Justicia italiana rechazó el viernes pasado la demanda de Priebke por 50.000 euros contra Goñi por la publicación del libro Operazione Odessa ("La Auténtica Odessa" en castellano), pero no sólo eso: el fallo también autoriza a calificar a Priebke como un "criminal notorio" y ordena pagar a este último 8.000 euros en concepto de costas.

Los magistrados vinieron a confirmar una decisión de primera instancia que ya había legitimado la publicación de la obra en cuestión, lo que también intentó impedir Priebke.

"Es lógico que Priebke intente ocultar sus actos frente a su familia, su círculo íntimo y la pequeña sociedad de Bariloche; pero se excedió en querer hacer lo mismo ante un tribunal en relación a un libro tan bien documentado como el mío", reflexionó Goñi. En diálogo con "Río Negro", Goñi (de 53 años, nacido en Washington pero que vive en Argentina desde los 21 años) recordó cuando en diciembre del 2003 recibió un llamado a su celular informándole que

Priebke había iniciado un juicio contra él y la editorial, pidiendo que se impidiera la venta de la obra en cuestión en Italia.

"Pude demostrar ante la Justicia la exactitud de todos los datos, pero en el 2005 Priebke apeló generando preocupación no sólo por el dinero que pedía sino por lo que hubiera implicado un fallo adverso para la investigación", señaló Goñi, quien entre otras

cosas aportó como prueba en el juicio el pasaporte de la Cruz Roja con el que Priebke se escapó de Europa y con el que buscó ocultar su identidad (vivió en Bariloche como Otto Pape), y con testigos, el modo en que castigaba a los prisioneros.

En 1944 narra Goñi en lo que se conoce como la masacre de las Fosas Ardeatinas, tras un ataque de la resistencia italiana en el que murieron 35 soldados alemanes, Hitler ordenó que se ejecuten 10 italianos por cada alemán caído. Como no se completaban los 350, se rellenaron con una cantidad de judíos que seleccionó Priebke. Tras la ejecución masiva asesinaron tres personas más para que no pudieran ser testigos, lo que probó que fueron incluso más allá de las órdenes de Hitler.

Actualmente asistido por sus amigos que le pagan los mejores abogados, Priebke desde su prisión domiciliaria en Italia presiona a las publicaciones que sacan artículos en su contra. "Amenaza con juicios (lo que implica para el diario gastos de letrados) o exige una desmentida... Ha ganado algunos pleitos, como contra una señora que describió el modo en que torturó a su marido que había fallecido al momento de sostener la acusación".

Lo extraño para el entrevistado es que pese a que su libro fue publicado en Estados Unidos, España, Portugal, Eslovenia, Brasil, Argentina e Inglaterra, el único lugar donde Priebke tiene clima favorable para iniciar acciones es en Italia.