Martes 20 de Marzo de 2007 Edicion impresa pag. 13 > Regionales
Insólitos errores en la liberación del médico Paita
Aunque los papeles indiquen que estuvo frente al magistrado, el ginecólogo estaba en ese momento en una celda. La orden de liberarlo se la dio por teléfono el juez

Un detenido que en los papeles estaba frente al juez, pero en realidad permanecía nervioso en una celda. Una excarcelación decretada por teléfono. Un empleado judicial en la picota porque el magistrado a cargo del proceso lo culpó por todos los errores cometidos.

Tres datos claves para la historia que empezó a escribirse el 24 de enero del 2005, cuando Pablo Iribarren estampó su firma sobre el escrito que dictaba la excarcelación del ginecólogo roquense Alberto Paita.

El médico era buscado por la justicia desde el 2001, cuando lo denunciaron por la realización de abortos en el hospital público de Roca. Lo capturaron el 23 de enero del 2005 en Cervantes, en el marco de una carrera de mountain bike.

Sin embargo, una increíble sucesión de errores en el procedimiento permitieron que quedara libre nuevamente. Eso es lo que afirma el auditor general del Poder Judicial, Gustavo Martínez, en un dictamen que fue el paso previo para que el Consejo de la Magistratura decidiera ayer iniciar sendos sumarios en contra de Iribarren y la secretaria del Juzgado penal 12, Mary Ponzio.

La irregularidad más grave investigada tiene que ver con la presunta inclusión de datos falsos en el expediente, a partir de que el juez y Ponzio registraran que Paita se presentó voluntariamente en tribunales ese 24 de enero.

Paita nunca pudo haber estado allí ese día, porque el Diario de Guardia de la comisaría 22 de Cervantes indica que el médico permaneció toda esa jornada, hasta las 21:05, en un calabozo.

Como si fuera poco, la declaración de un oficial inspector confirmó luego que Iribarren le ordenó por teléfono que deje libre a Paita, para que se presente al día siguiente en el juzgado.

La investigación preliminar sobre el accionar del magistrado tiene otras aristas relevantes, por ejemplo la responsabilidad que intentó atribuir a un empleado del Juzgado penal 4, tribunal que originalmente tenía a su cargo el proceso contra Paita pero que Iribarren subrogaba por la feria judicial de verano.

En su informe a la Superintendencia Penal, Iribarren afirmó que el secretario de feria, Diego Dousdebes, le informó que la causa investigaba el delito de aborto y que no había constancia de auto de rebeldía, agregando que teniendo en cuenta la fecha de los ilícitos y la calificación legal, la acción penal estaría prescripta.

"Teniendo en cuenta dicha información, ordené que se notificara al imputado, de la causa, que fijara domicilio a disposición del tribunal y que se presente en el Juzgado 4 el 1 de febrero del corriente año", concluyó el magistrado en su explicación.

Dousdebes contradijo la versión del juez y aclaró que el expediente estuvo en poder de la secretaria de Iribarren, quien le comunicó que la causa estaría prescripta. El secretario detalló además que recibió el expediente con la expresa indicación de notificar que se dejó sin efecto la orden de captura y el comparendo para el primer día hábil de febrero.

El dictamen del auditor del Poder Judicial es contundente al expresar que "los argumentos de Iribarren no resisten ni el más elemental análisis... toda vez que falta al deber de probidad quien para no asumir sus propias responsabilidades maniobra con la finalidad de que éstas recaigan en un inferior".

Al ginecólogo Paita se le imputaba el delito de aborto, en concurso ideal con aprovechamiento de trabajos y servicios pagados por una administración pública, en concurso ideal con falsedad ideológica, reiterados en tres oportunidades cuatro hechos en concurso real.

Teniendo en cuenta que, salvo la figura del aborto, todos esos delitos prevén penas superiores a seis años de prisión, Iribarren nunca podría haber concluido de la lectura del expediente que los hechos estaban prescriptos.

Además, los antecedentes penales configurados por una condena anterior contra el médico (por abuso) y los sucesivos rechazos de tribunales de alzada ante pedidos de sobreseimiento para el médico no dejaban margen para argumentar la excarcelación, algo que Iribarren dispuso de todas maneras.

Cuando los errores fueron advertidos, el juez Emilio Stadler ordenó nuevamente capturar a Paita. Era demasiado tarde. El médico no apareció nunca más y desde entonces la investigación se encuentra en punto muerto.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí