En La Boca y en Quilmes había grandes expectativas. Dos regresos esperados se producirían allí. El de Guillermo Barros Schelotto en La Bombonera y el de Ariel Ortega en el sur del Gran Buenos Aires. Uno volvía a ser titular después de 95 días y el otro, después de 64. Pero el domingos se tenía guardado un tercer nombre: Martín Palermo. El goleador le convirtió cuatro de los cinco tantos con los que el Xeneize derrotó a Gimnasia La Plata. Fue la gran figura del domingo... hasta que apareció Ortega.

Optimista del gol

Con la camiseta '9' como estandarte, Palermo encarna el espíritu del auténtico centrodelantero. El tipo que vive en el área del otro equipo y sabe qué hacer para estar siempre en el lugar indicado en el momento justo para recibir el pase gol y transformarlo en un pase a la red.

El domingo, por primera vez en su carrera convirtió cuatro goles en mismo partido. Más aún, es el primero en convertir siete goles en dos partidos: tres a Estudiantes, hace nueve días, y el poker del último domingo a Gimnasia La Plata.

Palermo ya suma 164 goles en el fútbol argentino, de los

cuales 130 fueron con la camiseta de Boca. Esta cifra lo ubica apenas 27 goles abajo de Francisco Varallo, el máximo artillero boquense. Tenía razón Carlos Bianchi cuando lo llamaba "el optimista del gol". Porque de eso se trata, ¿no Martín?

'Burrito' sencillo...

Ariel Ortega se mostró feliz tras el gol que significó el triunfo de River ante Quilmes y justamente en su vuelta al fútbol. "Las sensaciones son únicas. Son momentos de felicidad y hay que disfrutar", dijo.

Sobre el constante aliento que recibe de los hinchas, incluso pidiendo su ingreso desde el banco de suplentes, el Burrito intentó agradecer y afirmó: "Me son fieles. Es increíble el afecto que tienen hacia mí".

En relación a su estado físico, Ortega admitió que no está en óptimas condiciones, aunque aseguró que siguió practicando aún cuando estuvo afuera del equipo. "Nunca dejé de entrenar; lo que me falta es jugar", explicó.

Con respecto a la polémica del fin de semana, que fue su gol con la mano, el Burrito dio su opinión y en ningún momento puso en duda la legalidad del tanto. "Me pegó de casualidad y lo descolocó al arquero", completó. Como sea, la fiesta volvió a ser completa con dentro de la cancha.