¿Cuántos votos necesita para ganar la Rosada?

Doce millones.

Nada sencillo. Admitamos que le siguen siendo fieles los 3.200.000 que lo votaron en el 2003: le restan 9 millones; ¿los logra?

Salí para lograrlos. Hay millones de argentinos dispuestos a jugarse por una buena causa.

¿Qué buena causa?

La causa de la libertad, de vivir en un país con un sistema político que lo dignifique, no que lo degrade, como sucede ahora. Un país donde el presidente no se la pase gritando, partiendo a la sociedad en dos: buenos y malos. Un país de debate de ideas y no de exclusión del que piensa diferente hasta colocarlo en categoría de enemigo de la patria. Tengo una confianza incesante en el futuro de la Argentina, si logramos mejorar la política.

¿Confianza sarmientina?

O algo parecido... O en todo caso él era más vigoroso que yo, más efusivo. Pero sí, tenemos una oportunidad como hace más de un siglo que no se da. El mundo moderno nos está ofreciendo una oportunidad magnífica. Somos un país todavía por hacer: tenemos la tierra, tenemos ganas de aprender. Pero para conquistar ese futuro, necesitamos vivir en un estado de derecho pleno, tenemos que terminar con aquella política que como denunciaba Leandro Alem se basaba en "pensar cómo arreglar con los amigos".

¿Qué es usted ideológicamente? Porque, según Lavagna, usted es la esencia misma de la derecha recalcitrante; según los ex Coordinadora, usted es alvearismo en el sentido peyorativo que ellos hacen de aquel presidente...

Esas son ingenierías puestas en función de definiciones absurdas. Yo siempre estoy referenciado en los partidos centristas europeos, o sea los liberales, no en los conservadores ni en los socialdemócratas. Desde siempre he estado en ese sitio.

Pero la historia argentina dice, en relación al liberalismo, que éste ha sido un posicionamiento más de oportunismo según llegasen los vientos de la política, que un posicionamiento posible, permanente. Radicales que no sabían qué ser, conservadores liberales según la ocasión... ¿por qué cree que es posible un espacio como el que usted propone?

Absolutamente. Se trata de un espacio que defienda la República. Muy parecida a mis ideas es la Concertación que gobierna Chile e incluso la oposición a ese gobierno.

La derecha de matriz pinochetista, pero evolucionada.

Es una nueva generación de la política que, hasta por la edad de sus líderes, junto con la Concertación, está en el centro. No nos equivoquemos en los diagnósticos. Tampoco el partido socialista, eje imprescindible de la Concertación, es el socialismo de tiempos de Allende. El sistema político chileno buscó el centro, lo logró y así, desde ese espacio de sentido común, resuelve los problemas del país: en plenitud de debate de ideas, de acuerdos y desacuerdos, por supuesto, pero todo fundado en racionalidad. ¡A nadie se le ocurriría en Chile estropear el índice de la temperatura inflacionaria para dar lo que quiere el gobierno de turno!

James Neilson sostiene que entre las constantes más permanentes de los partidos políticos argentinos, está la de armar plataformas, hablar de "proyecto" y otras solemnidades que después no cumplen, no hacen. Ezequiel Gallo ironiza cuando se habla del proyecto de la Generación del '80, cuando en todo caso se trató de un manojo de ideas que nacieron del sentido común. Usted habla

de doctrina; de Recrear como un partido doctrinario. ¿Qué es hoy la doctrina en política?

Es tener claras definiciones de principios, de definiciones de políticas públicas y es fácilmente homologable a nivel internacional; es decir, uno lleva a Recrear a Europa, y ahí todo el mundo entiende qué piensa Recrear. Uno puede estar más a la derecha o la izquierda de Recrear, pero entiende. Lo que no entenderían es al kirchnerismo, que no es homologable nada más que a sí mismo. El Partido Socialista argentino sí es homologable a nivel internacional. Winner, por caso, no va a decir cosas muy diferentes a las que dice Felipe González o Tabaré Vázquez.

Siguiendo esas deducciones, ¿qué es entonces lo de Kirchner?

Anómalo... Es confuso, no tiene correlato internacional. O quizá sea homologable en Venezuela. El ejercicio del poder tal cual lo despliega Kirchner es nivelar hacia abajo. Estamos en curso de un gran retroceso.

¿En relación a qué?

Mirando la transición. Hay una enorme pérdida de atributos republicanos. La destrucción de la división de poderes es muy acentuada, también la del federalismo y la del servicio civil. ¡Echar a funcionarios de carrera para manipular los índices del INDEC es de una gravedad tremenda! ¡Ahora estoy esperando que Moreno, nuestro muy particular secretario de Comercio, se meta con el Servicio Meteorológico para corregir la temperatura, o si va a llover o no llover!

Sin embargo, y en lo que hace a la división de poderes, la Corte Suprema de Justicia goza de un prestigio inusual en relación a ese poder a lo largo de gran parte de la transición.

Es un tema discutible... Admito que algunos miembros de la Corte son gente importante. Yo no estoy de acuerdo con algunos fallos que ya dio la Corte, como el fallo que eximió a (Lariz) Iriondo, el terrorista de ETA... no integra el derecho consuetudinario del resto del mundo. En ese fallo quedó en evidencia que Argentina intenta parecerse a las reglas del derecho internacional, excepto cuando juzga a terroristas. Eso no puede ser. Tampoco me pareció de lo más afortunado el fallo de la Corte sobre pesificación. Pero ahora la Corte está a prueba con el fallo que tiene que dar sobre la manipulación de la publicidad oficial para apretar a los medios. Es un fallo crucial para la libertad de la Argentina.

Preguntando desde el cinismo que nos determina la propia historia del país: ¿usted cree que a los argentinos, o a la mayoría de ellos, les interesa la libertad?

¡Sí, claro! Ese convencimiento forma parte de mi discurso. Esa es la razón que me motiva a luchar por la presidencia.

Sin embargo, y tal cual lo acuña un politólogo muy de moda, Sergio Berensztein, los argentinos somos "ciudadanos imaginarios". Gozamos en teoría de derechos y garantías, pero no parece que exijamos mucho al poder en materia de libertad.

Es posible que la sociedad no perciba todavía razones que sustentan el régimen feudal y nepotista que tenemos, y que cuando lo perciba buscará un sistema político más digno. La gran confusión de muchos argentinos radica en creer que la gran recuperación económica que tiene el país se debe a la política kirchnerista. Pero no es así. Se logró esa reactivación a pesar de Kirchner. Se recupera por circunstancias internacionales tan favorables como no tuvimos en el último siglo. Este es el principal problema político que tiene hoy el país: entender esa diferencia. El día que estemos bien compenetrados de esa realidad, se acaba la base de sustento del régimen kirchnerista, un régimen muy atrasado, pre Revolución Francesa: degradante cómo maneja familiarmente cuestiones del poder... Es doctrina de Recrear señalar que es posible vivir en un estado de derecho pleno, de libertad, pluralista, construir una sociedad sin la invasión del Estado, Estado que por

lo demás, en manos del kirchnerismo, genera un país de "zonas liberadas": San Vicente, zona liberada; el conurbano bonaerense, zona liberada; las villas son zonas liberadas: el narcotráfico y las mafias, dueñas del día y la noche. El mundo moderno necesita más que nunca de la libertad. Miremos la historia: no hay un solo país moderno -en crecimiento sostenido, con bienestar- que no haya nacido y desarrollado en libertad. Necesitamos un país con un régimen de control y balance del poder, donde un presidente no haga de la furia un estilo para relacionarse con la sociedad. Necesitamos un presidente que no ahogue la información...

Recién, en la esquina de Florida y Corrientes, un taxista le gritó: "¡Vamos gordo, dale con todo!". En la misma esquina una señora le preguntó: "¿Cómo se anima a nadar solo?". ¿Qué percepción cree usted que genera en la gente?

Primero, marquemos un equívoco: lo de gordo es pretérito. Bajé como 15 kilos...

Pero el pasado pesa.

Y... sí, pesa. Y ando solo porque no tengo miedo. El miedo me es ajeno. Además, sé defenderme y me planto bien en el ring. Y en cuanto a cómo me ve la gente, percibo que me ve como un político con ideas, con propuestas, coherente a lo largo de los años. Me ve pelear por mis ideas y me respeta. Me respetan mucho. Yo me siento bien entre la gente. La gente me pregunta sobre el tipo de cambio, por caso, y yo siempre le digo que jamás estuve ni estaré de acuerdo con los tipos de cambio artificiales. ¡Además en ningún país se discute sobre el tipo de cambio!

Pero volvemos a lo mismo, la historia pesa.

¡Por supuesto! Yo siempre le digo a la gente que el inmenso error de los `90 fue endeudarse en 110 millones de dólares para reprimir el tipo de cambio. Creo que hay que desendeudarse. Es más, como objetivo, llegar a que la deuda externa pública sea igual a las reservas. Si hacemos las cosas bien, no estamos muy lejos, no es imposible. Hablo de la deuda pública. A la gente le gusta que le expliquen las cosas, no que se las escupan. La gente sabe que yo jamás robaría, como sabe también que jamás promovería una ley para decir que los depósitos son intangibles, y a los dos meses los mismos parlamentarios que la aprobaron, confiscar los depósitos. Yo jamás embaucaría a los argentinos; no está en mi naturaleza. ¡Ese es el cambio cultural que implica votar a Ricardo López Murphy!

Hablando de escupir, que es en todo caso una "palabra mueca"... como Lisandro de La Torre, usted suele decir que de llegar a presidente "escupirá el asado" de cierto capitalismo y...

¡Sí, sí, claro: el del capitalismo prebendario que tenemos en Argentina! ¡El que le gusta al grueso de nuestros empresarios! ¡Yo con ese sistema no tengo nada que ver! ¡Sí, sí, escupo ese asado! Acá hay un empresariado que vive de los negocios con el Estado, de los regalos, de arrastrarse ante el poder, que vive a la sombra del poder político, está chocho con Kirchner y desde ya que no me votará a mí. ¡Están fascinados con Chávez, con los fideicomisos! ¡Ese empresariado le tiene miedo a un estado de derecho pleno, a un estado donde la independencia de poderes sea una realidad concreta y no una simulación! ¡Toda su fuente de ganancias es ser cortesano del poder, en consecuencia, todo aquel que como yo luche por un sistema político cristalino, fundado en derecho, abierto, controlado, es su enemigo! ¡Propongo una sociedad de ciudadanos, una sociedad ganada por la igualdad de oportunidades! ¡Sí, sí... yo escupo el asado del capitalismo que ellos representan! ¡Tengo amigos que forman parte de ese empresariado y me dicen: "No escupás el asado, Ricardo". ¡No viejo, yo lo voy a escupir siempre, siempre!

CARLOS TORRENGO

CLAUDIO RABINOVITCH