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Lunes 19 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 12 y 13 >
Johnnie, Dollie y la Teoría de la Relatividad

Albert Einstein ha sido el más grande físico del siglo XX. Su vigencia como personaje público continúa hoy en día, a 52 años de su muerte. Prueba de ello es la nota que "Río Negro" publicó el 22 de febrero pasado, reseñando un encuentro de familiares del científico alemán desarrollado en San Martín de los Andes. La exposición pública de su figura, sin embargo, ha acarreado también la aparición de disputas y controversias permanentes, en las que se le han imputado plagios sistemáticos, misoginia y violencia familiar. Como todo en la vida, la cosa es harto más compleja y requiere para su dilucidación de algo más que de relatos simplificados y "políticamente correctos", sin olvidar, por cierto, que muchas de las diatribas contra Einstein devienen de su condición de judío. Por cuestiones de espacio nos centraremos en la polémica levantada a raíz de diversas afirmaciones que indican que la primera esposa de Einstein, Mileva Maric, fue quien creó tras la sombra de su esposo la Teoría de la Relatividad Especial. Este tema ha cobrado notoriedad en virtud del involucramiento de actores de diverso origen, entre ellos medios masivos de comunicación, colectivos de estudios de género, organismos públicos y partidarios, impugnadores de la ciencia, nacionalismos varios, etc., dotando a esta controversia de un espíritu francamente militante que convierte el asunto en un cóctel explosivo. En sus ingredientes participa, como base, el nacionalismo gran serbio (Mileva era hija de padre serbio y madre montenegrina, habiendo nacido ella misma en Titel, Vojvovina, Serbia, en 1875), que está representado aquí por Desanka Trbuhovic-Gjuric, autora de una biografía reivindicadora de la figura de Mileva. Se agrega a la mezcla el norteamericano Evan Harris Walter, autor de dos cartas enviadas a la revista "Physics Today", en febrero de 1989 y 1991, en las que incorpora supuestas pruebas que sustentarían la prioridad de Mileva sobre Einstein. Se agregan a continuación pizcas argumentales desde el feminismo con la labor de la lingüista Senta Troemel-Platz, quien sostuvo en un artículo publicado en la revista "Women's Studies Internacional Forum" (1990) que era Mileva la responsable exclusiva de los conocimientos y andamiajes matemáticos utilizados en la descripción de la Relatividad Especial.

Para dar el sabor final al brebaje se precisan la difusión y las repercusiones mediáticas indispensables, urbi et orbi, en donde tallan, por ejemplo, la revista "Time" (edición de julio de 2006); el canal público americano Public Broadcasting System con un largo y controvertido documental sobre el tema (ver www.pbs.org/opb/einsteinwife); sumándose a lo anterior varios sitios de internet (www.secyt. gov.ar/cientificas.htm#mile; www.opinionatedlesbians. com; www.rebelion.org.; etc.).

No puede faltar en la variopinta bebida el toque local, patagónico, aportado en este caso por el Prof. Edgardo Datri, de la Universidad del Comahue, con su artículo "Dogmas y prejuicios de la 'normalización' en el contexto de las ciencias" (2007). A continuación, se bate todo y el resultado para escanciar es un Einstein con un fuerte sabor a poder y orden, plagiario, autoritario y machista. Tiene este agridulce potaje distintivos característicos: el manejo y manipulación de la información utilizada, muy dudosa en algunos casos y a la que se le tiene asimismo una confianza ciega. Se consolida así un enfoque revisionista y propagandístico de la cuestión, con una intencionalidad clara: construir la figura de una heroína olvidada por la historia oficial de la ciencia. Si bien, nos recuerda Borges, la suspensión momentánea de la incredulidad es indispensable para disfrutar de la poesía, estimo que no es la mejor opción cuando de historia de las ciencias se trata. Además, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, afirma el refrán.

A modo de ejemplo, se mencionarán algunos de los puntos de vista anti-Einstein esgrimidos, con sus respectivas réplicas.

a) "El físico ruso Abraham Joffe nos cuenta que vio el manuscrito original de la Relatividad y que el mismo estaba firmado por Einstein-Mariti. Mariti es la expresión hungarizada del apellido Maric" (Walker, 1991, entiende que hay dos autores: Albert y Mileva). Joffe, en el obituario que le dedicó a Einstein en 1955 escribió algo similar pero bien distinto: "En el año 1905 aparecieron tres artículos que se convirtieron en las direcciones relevantes de la física del siglo XX. Su autor, desconocido hasta entonces, un burócrata de la Oficina de Patentes de Berna, Suiza, era Einstein-Mariti (Mariti, el apellido de su esposa, por una costumbre suiza se agregaba al apellido del marido)". Joffe no dice que vio el artículo. Además nos informa que hay un solo autor y que es una persona masculina, con apellido compuesto.

b) "(Einstein) cuenta que Mileva resuelve todos sus problemas matemáticos, particularmente aquellos relacionados con la Teoría de la Relatividad". Lugar común al que acuden Trbuhovic-Gjuric y Troemel-Platz y en donde el sustento de este planteo es un tal Dr. Ljubomir-Bata Dumic, del que no existen referencias. Aparte de lo poco confiable que son las fuentes utilizadas es importante aclarar que el nivel matemático del artículo sobre la Relatividad en 1905 es de cálculo elemental (universitario básico). Si Einstein hubiera necesitado ayuda en esa instancia muy difícilmente hubiera sido posible que los principales científicos de la época lo catalogaran como una persona particularmente dotada para el pensamiento matemático avanzado (se agrega a lo anterior el hecho de que Mileva no obtuvo la graduación universitaria debido a que fue desaprobada en los exámenes de matemática).

c) "Einstein habría robado a Mileva la Teoría de la Relatividad y el hecho de que le entregara el dinero del Premio Nobel sería la prueba de la culpabilidad" (Datri coincidiendo con la investigadora gala Fran-çoise Balibar). La relación entre Einstein y Maric comenzó como un cuento de hadas entre estudiantes del Instituto Politécnico de Zurich, a finales del siglo XIX. Las cartas de amor, decía el gran poeta portugués Fernando Pessoa, son ridículas, si no no serían cartas de amor. Las de Johnnie (Albert) y Dollie (esa "querida gatita" o "pequeña bruja" llamada Mileva) no son la excepción: ingenuas, románticas, melosas, salpicadas algunas de ellas con comentarios sobre las teorías físicas. Pero el cuento de hadas, incluido el matrimonio en 1903, terminó al estilo de la "Guerra de los Roses".

Con este panorama Einstein buscó el divorcio a toda costa, apremiado además por la relación amorosa que mantenía con su prima Elsa. Así las cosas, el 31 de enero de 1918 le envió una carta a Mileva en la que expresaba estar dispuesto a ofrecer lo que fuera a fin de conseguir el divorcio, el que se produjo finalmente en febrero de 1919. Incluyó la oferta arreglos financieros varios, conviniendo ambos en que, si Einstein ganaba el Premio Nobel, el capital obtenido se destinaría para la manutención de los dos hijos legales comunes y que los intereses del dinero quedarían para Mileva. Esto se concretó a partir de 1921, año en que Einstein ganó el Nobel. ¿Qué tiene que ver esto con la Teoría de la Relatividad? No se sabe.

Einstein no fue un superhombre ni un ángel. Por tanto, el análisis de su legado, de su vida y obra conviene hacerlo desde la objetividad que aportan tanto el análisis del contexto histórico y las fuentes documentales como la bibliografía seria y rigurosa, no desde el prejuicio o la trinchera ideológica. Esto es lo que separa la Historia, como disciplina científica, de la historia, como relato hollywoodense. (Interesados en bibliografía dirigirse a: vcares@uncoma.edu.ar)

 

VLADIMIR L. CARES (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Ex secretario Académico, Facultad de Ingeniería de la UNC.

 
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