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Lunes 19 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 21 > Policiales y Judiciales
Vecinos de Villa Traful volvieron a exigir justicia
Marcharon por el crimen de Atilio Gallegos, ocurrido hace cinco años. El joven fue hallado maniatado y golpeado en el lago, junto al muelle. Era discapacitado y por el caso no hay detenidos ni sospechosos.

VILLA LA ANGOSTURA (AVLA).- "Después de 5 años, sigo con el mismo dolor de no tenerlo y no saber qué pasó", dice Fernanda Astete, la madre de Atilio Gallegos, el joven discapacitado asesinado el 17 de marzo de 2002 en Villa Traful.

A cinco años del crimen, y con una escandalosa lista de irregularidades policiales y judiciales, no hay imputados y la causa se encuentra paralizada desde hace mas de un año.

La madre, familiares, amigos y vecinos de esta pequeña aldea de 500 habitantes, siguen reclamando justicia.

Como todos los años, bajo el lema "no olvidamos", parte de la comunidad se dio cita en el muelle viejo, a orillas del lago Traful, donde fue encontrado el cuerpo de Atilio (estaba a 80 centímetros de profundidad, en posición fetal, maniatado y golpeado).

En un silencio interrumpido sólo por el viento, uno a uno fue lanzando al agua las flores recién cortadas de su patio. Luego, encolumnados por la calle principal -como lo hicieron durante los últimos 4 años- marcharon hasta el cementerio para rezar una plegaria donde descansan los restos del joven.

"La comunidad siempre me acompaña. Esto le pasó a todo Traful, porque si bien nos pasó a

nosotros, sino se descubre que paso con él, le puede pasar a cualquier otro", dijo Fernanda.

Según las pericias, Atilio murió ahogado en la tarde del 17 de marzo, aunque fue encontrado a la mañana siguiente a metros del muelle. Estiman que el cuerpo fue arrojado al agua mientras agonizaba. "Estaba todo golpeado, y a mí nadie me va a decir que murió ahogado en 80 centímetros de agua", subrayó la madre.

Atilio Gallegos tenía entonces 21 años. Si bien sufría una discapacidad mental, podía entender lo que le explicaran y participaba

de muchas actividades sociales, incluida la misa de los domingos.

Atilio tenía una rutina de "recorridos" por diversos lugares, como el salón comunitario y la capilla. Fue visto por última vez a las 5 de la tarde de ese domingo caminando por la calle.

No obstante, el cura párroco de entonces, Rubén Capitanio, recibió un llamado anónimo en el que le dijeron haber visto al joven entrar al destacamento policial alrededor de las 17.30, pero que no lo vieron salir. El testigo nunca se presentó, aunque el testimonio de Capitanio forma parte del expediente.

"Hay un montón de evidencias que no se cuidaron y se perdieron, como por ejemplo, un peritaje de la camioneta de Parques donde había sangre y que supuestamente no era humana. Atilio era tan transparente que lo que veía, contaba, ¿que habrá visto Atilio que empezó a contar y era importante que no contara?. A lo mejor involucraba a gente importante, porque ensañarse como se ensañaron y armar una trama de ocultamiento...", recuerda el padre Capitanio, quien acompaña a la familia desde el inicio de la causa, y agrega: "Que coincidencia que después se perdieron tantas pruebas. Si fue muerte natural, ¿por qué pasaron a disponibilidad a todo el destacamento policial?", se preguntó Capitanio.

 
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