SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La región patagónica presenta una "alta vulnerabilidad" en relación con el cambio climático global (CGC), lo cual quedó demostrado a lo largo de los últimos años con "el ascenso de la línea de nieve climática y el retroceso de los glaciares".
Así lo señaló el doctor en Ciencias Naturales y ex rector de la UNC, Jorge Rabassa, en un artículo publicado días atrás en la revista Ciencia Hoy, donde reseña puntualmente sus observaciones en los glaciares del cerro Tronador.
Según el estudio, el glaciar del río Manso o "ventisquero Negro" que se ubica al pie del Tronador en cercanías de Pampa Linda "ha sufrido un colapso dramático durante los últimos 30 años".
Para comprobar esa retracción no hace falta ninguna medición científica, ya que cualquier turista o lugareño que haya visitado la zona con cierta periodicidad pudo ver cómo los hielos retrocedieron hacia la montaña y creció en su lugar el llamado "lago marginal", sembrado de pequeños témpanos.
Rabassa sostiene que "el aumento de la temperatura media anual y en especial la temperatura media del verano ha provocado una recesión generalizada de los glaciares patagónicos y fueguinos".
El experto añade como evidencia la desaparición del glaciar Castaño Overo, también en el cerro Tronador, dentro del parque nacional Nahuel Huapi. Este glaciar presentaba todavía a mediados de los años 70 un importante cono de hielo regenerado que actualmente desapareció por completo. En su lugar sólo queda la presencia de hielo ocasional.
Detalles sobre el retroceso
Otro caso es el del glaciar Casa Pangue, sobre la vertiente occidental del Tronador, en territorio chileno. Este glaciar según describe Rabassa "es el más grande de la Patagonia septentrional y presenta una lengua de hielo regenerada inferior similar al glaciar del Río Manso".
Esta lengua de hielo inferior fue cubierta por una gruesa capa de detritos "continua y estable", sobre la cual se desarrolló suelo apto para la evolución de un ecosistema boscoso regional, que se movía pendiente abajo a ritmo muy lento, acompañando durante décadas al glaciar.
Esta formación desapareció a mediados de los '90 debido a la fusión del hielo del subsuelo, que provocó la progresiva caída y muerte de los árboles.
"Este deslumbrante ecosistema, probablemente único en su tipo en el mundo sostiene Rabassa se desvaneció para siempre como resultado de las fuertes tendencias del calentamiento regional. Esta fue quizá una de las primeras víctimas del CGC en esta región y representa la extinción de una singular e irremplazable comunidad natural". El trabajo también ofrece detalles sobre "el abrupto y violento retroceso" de los glaciares Martial y Monte Alvear Este, en Tierra del Fuego, y menciona una medición realizada en el parque nacional Torres del Paine, en el sur de Chile, donde la superficie glaciaria se redujo en 6.200 hectáreas (un 8%) desde 1945 hasta la fecha.
Según el especialista, que es también investigador principal del Conicet, los glaciares patagónicos "han existido probablemente por los últimos 100.000 años en forma continua y han sido seriamente afectados por la actividad humana en tan solo los últimos 200 años".
En su opinión, la pérdida de esas grandes masas de hielo "provocará daños incalculables a la actividad turística" de la región. Algo que en otros sitios como la cordillera cuyana, la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), el Africa Oriental, el Tíbet o la región de Chile Central traerá consecuencias aún más críticas porque los glaciares y neveros aportan con su deshielo periódico a la irrigación agrícola y al suministro de agua potable en áreas densamente pobladas.