La democrática idea de que cualquiera puede ser un artista ya es un buen comienzo.
Pero ese no parece ser el único secreto del éxito de "Art Attack", un programa que se emite en la señal de cable Disney desde hace 18 años y que en el último tiempo ha trascendido la frontera de la pantalla chica.
Efectivamente, desde fin del año último, los quioscos de todo el país venden sus revistas y sus DVD como si hacer manualidades se hubiera vuelto lo más popular del mundo.
Y algo de eso hay. Hace 18 años, el británico Neil Jordan, ese que los más fanáticos reconocerán por sus increíbles "atacazos artísticos", pensó un programa para niños mayores de 6 años. Pero, artista a fin de cuentas, parece que las matemáticas no son lo suyo: "Art Attack" suele tener fanáticos seguidores de 4 a 90 años.
Según explicaron desde la filial argentina de Disney a "Río Negro", entre los secretos del éxito hay por lo menos dos razones: "Nadie tiene que tener un talento especial para realizar creaciones", y "ofrece la oportunidad de crear proyectos conjuntos entre los niños y los padres".
La oportunidad, como la llaman ellos, puede convertir a los padres en frenéticos buscadores de cajas de distintos tamaños, en especialistas mezcladores de dosis iguales de plasticola y agua y, en el mejor de los casos, en guías de estos pequeños artistas del reciclaje.
Es que cada capítulo de media hora de "Art Attack" puede enseñar más de lo que uno imagina. Hay un gran proyecto central, como el armado de un cofre para guardar tesoros secretos de los niños o de los adolescentes, la fabricación de una ciudad-lapicero súper original, o un simple bicho aplastado de papel. Y hay también pequeñas ideas (como las
cosas que se pueden fabricar con pequeñas cajas de fósforos, con huevos pintados, o con dibujos hechos al lado de un espejo), además de consejos que siempre ayudan a mejorar el dibujo original.
En todo caso, como dicen en Disney, "los niños terminan el programa con algo tangible. Y no se tiene que gastar demasiado dinero en los materiales para lograr resultados porque todos los materiales que se usan son baratos y realmente accesibles y reciclables", algo que siempre se agradece desde este lado de la pantalla.
Quizás lo más extraño de "Art Attack" es que, si uno lo viera desapasionadamente, podría encuadrarlo fácilmente dentro de la categoría de bricollage para niños o hasta en una especie de "Utilísima infantil", pero hay algo en el ciclo que no permite ese fácil encasillamiento. Y quizás se deba a que sus conductores, a diferencia de muchos otros programas destinados a los más pequeños, no le hablan a los niños como si fueran incapaces de entender el castellano ni apelando a los diminutivos para parecer "en sintonía". Ellos enseñan manualidades, sí, pero lo hacen de tal manera que resulta divertido y creativo.
En sus 18 años, el programa ya tuvo tres conduc
tores. El británico Neil, el histórico y creador del ciclo (ver recuadro aparte), Rui Torres, que ya se recibió de arquitecto y le dejó su lugar a Jordi Cruz, que vive en Barcelona.
Pero, de alguna manera, los tres aún conviven en ese espacio que Disney les tiene reservado, de lunes a viernes, a las 7 de la mañana y a las 15:30, y los sábados, a las 13:30 y a las 19.
También parece extraño en un mundo tan acostumbrado a los negocios, que los productores del ciclo hayan sabido esperar 18 años antes de lanzarse de lleno al marketing del ciclo. Eso recién ocurrió el año último, cuando comenzaron a comercializar los DVD del programa y las revistas que recrean, en papel, las mismas enseñanzas que dan los conductores en la pantalla. Pero ahora compiten igual a igual con otras revistas infantiles.
Al menos se trata de un buen aporte para el creativo mundo infantil.
