FERNANDEZ ORO.- La búsqueda de Otoño Uriarte sumó durante las últimas horas un dato clave, tal vez el más importante obtenido durante los últimos dos meses: el celular de la adolescente fue hallado dos días después de su desaparición, a escasos 500 metros de la casa donde ella vivía, en Fernández Oro.
Fue la misma familia de la joven quien presentó la novedad ante la justicia, 15 días atrás, según informaron fuentes con acceso al expediente.
De esta manera, la hipótesis del secuestro tomó una fuerza contundente y dejó con poco sustento a la versión expresada por el subjefe de la Policía, Víctor Cufré, quien hizo pública su convicción sobre la desaparición por propia voluntad de la chica de 16 años.
De acuerdo a la declaración testimonial que brindó Roberto Uriarte, padre de Otoño, el celular fue encontrado por un trabajador rural -que se desempeña en una chacra del sector- el miércoles 25 de octubre del 2006. Estaba sobre la margen sur de la calle Kennedy, muy cerca de donde estaba detenido el misterioso auto color claro visto por algunas personas la noche de la desaparición.
Sin embargo, el jornalero -de acuerdo a lo que dijo a Uriarte- prefirió no comentar nada en un principio porque un compañero suyo, en aparente estado de ebriedad, encontró el celular sobre una mesa de la casa que ocupaban y al advertir que no podía usarse lo tiró sobre una fogata que calentaba el sitio.
El tiempo pasó, la angustia aumentó y dos semanas atrás el padre de Otoño y el trabajador volvieron a cruzarse. De esa charla surgió la revelación, en la que el protagonista del hallazgo habría afirmado que no comentó nada antes porque creía que el aparato se había destruido por completo.
Para comprobar que se trataba del teléfono de su hija, Uriarte habría mostrado luego tres modelos distintos ante el hombre, que señaló uno: era idéntico al de la joven.
Como segunda acción, el padre de la adolescente y su pareja concurrieron al lugar donde habían hecho la fogata. Después de revisar todo, ante sus ojos aparecieron piezas dañadas de un teléfono.
Esos elementos fueron presentados posteriormente ante la jueza María del Carmen García García. Las fuentes con acceso al expediente consultadas por "Río Negro" mencionaron que la similitud con los dispositivos de teléfonos iguales al de Otoño era notoria a la vista.
También se supo que la familia Uriarte requirió ante la Justicia protección para los trabajadores que manipularon el celular de la adolescente, convencidos de que no tienen relación con la desaparición de la joven. Basaron esta afir
mación en la inexistencia de alteraciones en las conductas habituales de ambos, algo que seguramente hubiese sido diferente si tuviesen responsabilidad en la desaparición.
Otoño Uriarte fue vista por última vez la noche del 23 de octubre pasado, cerca de las 23:30, cuando se dirigía caminando hacia su casa, en la zona de chacras ubicadas al este de Fernández Oro.
La aparición del teléfono refuerza la hipótesis del secuestro, sobre todo recordando que el móvil mantuvo señal hasta el día 24 y desde entonces las llamadas lo daban siempre como apagado. Una de las especulaciones que maneja la familia es que el celular podría haberse caído durante el forcejeo entre Otoño y sus captores y que permaneció a un costado de la calle hasta que fue encontrado por el jornalero. A esa altura ya no tenía batería.